LOS SACRAMENTOS DEL
SERVICIO
1.
Introducción
Los sacramentos del servicio, Orden y
Matrimonio, tienen en común que están ordenados a otras personas, «confieren
una gracia especial para una misión particular en la Iglesia, al servicio de la
edificación del Pueblo de Dios. Contribuyen especialmente a la comunión
eclesial y a la salvación de las almas» (CCIC, 321).
2.
El sacramento del Orden
El
sacramento del orden sacerdotal consiste en la consagración al ministerio
del servicio a la Iglesia y a Dios. Esto exige a la persona consagrada
dedicación plena y libre disposición a Dios. Sin embargo, «mediante el Orden,
el sacerdote recibe un don, una fuerza particular y una misión a favor de sus
hermanos en la fe» (YOUCAT, 249).
Su
denominación está íntimamente relacionada con entrar a formar parte del cuerpo
eclesial (Orden) «mediante una
especial consagración (Ordenación)
que, por un don singular del Espíritu Santo, permite ejercer una potestad sagrada al servicio del Pueblo
de Dios en nombre y con la autoridad de Cristo» (CCIC, 323).
Los
sacerdotes de la Antigua Alianza consideraban que su tarea era la mediación
entre lo celestial y lo terreno. Puesto que Cristo es el único «mediador entre
Dios y los hombres» (1Tim 2,5), es Él
quien ha cumplido y finalizado ese sacerdocio (YOUCAT, 250). El sacerdote
católico que administra los sacramentos, no actúa por su propio poder o en
virtud de su perfección moral sino «in
persona Christi». De ahí que un signo inequívoco para reconocer a un
auténtico sacerdote sea la humildad ante su propia vocación.
PARTICULARIDADES
DEL SACRAMENTO DEL ORDEN
–
¿Cuántos grados tiene el sacramento del
Orden? El sacramento del Orden se compone de tres grados, que son
insustituibles para la estructura orgánica de la Iglesia: el episcopado
(obispos), el presbiterado (sacerdotes) y el diaconado (diáconos).
– ¿Cuál es el efecto de la Ordenación
episcopal? La Ordenación episcopal
da la plenitud del sacramento del Orden, hace al obispo legítimo sucesor de los
Apóstoles y le confiere los oficios de enseñar, santificar y gobernar (CCIC, 326).
–
¿Cuál es el efecto de la Ordenación
presbiteral? La unción del Espíritu Santo configura al presbítero a Cristo
sacerdote y lo hace capaz de actuar en nombre de Cristo Cabeza. El sacerdote es consagrado para predicar el
Evangelio, celebrar el culto divino –sobre todo la Eucaristía− y ser pastor
de los fieles.
–
¿Cuál es el efecto de la Ordenación
diaconal? El diácono, configurado con Cristo, es ordenado para el servicio
de la Iglesia, y lo cumple bajo la autoridad de su obispo, en el ministerio de
la Palabra, el culto divino, la guía pastoral y la caridad.
–
¿Cómo se celebra el sacramento del Orden?
En cada uno de sus tres grados, se confiere mediante imposición de manos sobre
la cabeza del ordenando por parte del obispo, quien pronuncia la solemne oración
consagratoria. Con ella, el obispo pide a Dios para el ordenando una
especial efusión del Espíritu Santo y de sus dones, en orden al ejercicio de su
ministerio.
– ¿Quién puede recibir este sacramento? Puede
ser ordenado válidamente como diácono, presbítero y obispo el varón bautizado,
católico que es llamado a este ministerio por la Iglesia.
– ¿Por qué la mujer no puede recibir este
sacramento? La decisión de reservar el orden sagrado únicamente a los
varones no debe entenderse como un desprecio a la mujer. Ante Dios varón y
mujer tienen la misma dignidad pero diferentes tareas y carismas. Para la
Iglesia es vinculante el hecho de que Jesús eligiera para la Última Cena
exclusivamente a varones. El papa san Juan Pablo II declaró en 1994 que «la
Iglesia no tiene en modo alguno la facultad de conferir la ordenación
sacerdotal a las mujeres, y que este dictamen debe ser considerado como
definitivo por todos los fieles de la Iglesia».
– ¿Se exige el celibato para recibir el
sacramento del Orden? Jesús vivió célibe y con ello quiso expresar su amor
indiviso a Dios Padre. Asumir la forma de vida de Jesús y vivir en castidad es
desde tiempo de Jesús un signo de amor, de la entrega plena al Señor y de la
total disponibilidad para el servicio. Por lo tanto, para el episcopado se
exige siempre el celibato. Para el presbiterado, en la Iglesia latina, son ordinariamente
elegidos hombres creyentes que viven como célibes y tienen voluntad de guardar
el celibato «por el Reino de los Cielos» (Mt
19,12); en las Iglesias orientales no está permitido contraer matrimonio
después de haber recibido la ordenación. Al diaconado permanente pueden acceder
también hombres casados.
– ¿Qué
efectos produce el sacramento del Orden? El sacramento del Orden otorga una
efusión especial del Espíritu Santo, que configura con Cristo al ordenado en su
triple función de Sacerdote, Profeta y Rey, según los respectivos grados del
sacramento. La ordenación confiere un carácter espiritual indeleble, por eso no
puede repetirse ni conferirse por un tiempo determinado.
3.
El Sacramento del Matrimonio
Dios,
que es amor y creó al hombre por amor, lo ha llamado a amar. Creando al hombre
y a la mujer, los ha llamado en el Matrimonio a una íntima comunión de vida y
amor entre ellos, «de manera que ya no son dos, sino una sola carne» (Mt 19,6). Al bendecirlos, Dios les dijo:
«Creced y multiplicaos» (Gn 1,28).
Por ello, la alianza matrimonial está ordenada, por su propia naturaleza, a la
comunión y al bien de los cónyuges, y a la procreación y educación de los
hijos.
PARTICULARIDADES
DEL SACRAMENTO DEL MATRIMONIO
–
¿Cómo se lleva a cabo el sacramento del
Matrimonio? Mediante una promesa hecha ante Dios y ante la Iglesia, que es aceptada
y sellada por Dios y se consuma por la unión corporal de los esposos. Dado que
es Dios mismo quien anuda el vínculo del matrimonio sacramental, este vínculo
une hasta la muerte de uno de los contrayentes «Lo que Dios ha unido, que no lo
separe el hombre» (Mc 10,9).
–
¿Qué enseña el Antiguo Testamento sobre
el Matrimonio y qué novedad aporta Cristo al mismo? Dios ayuda a su pueblo
a madurar progresivamente, sobre todo mediante la pedagogía de la Ley y los
Profetas, en la conciencia de la unidad e indisolubilidad del Matrimonio. La
alianza nupcial entre Dios e Israel prepara y prefigura la Alianza nueva
realizada por el Hijo de Dios, Jesucristo, con su esposa, la Iglesia.
Jesucristo no sólo restablece el orden original del Matrimonio querido por Dios,
sino que otorga la gracia de vivirlo en su nueva dignidad de sacramento, que es
el signo del amor esponsal hacia la Iglesia: «Maridos, amad a vuestras mujeres
como Cristo ama a la Iglesia» (Ef
5,25).
–
¿Qué se requiere necesariamente para
poder casarse por la Iglesia? Para
que haya matrimonio sacramental se requieren necesariamente tres elementos: a)
el consentimiento expresado en libertad, b) la aceptación de una unión
exclusiva y para toda la vida y c) la apertura a los hijos.
–
¿Por qué es indisoluble el matrimonio ?
Por tres razones: 1) porque corresponde a la esencia del amor
entregarse mutuamente sin reservas; 2) porque es una imagen de la fidelidad
incondicional de Dios a su creación; y 3) porque representa la entrega de
Cristo a su Iglesia, que llegó hasta la muerte en Cruz.
–
¿Cuál es la amenaza al Matrimonio? A
causa del primer pecado, que ha provocado también la ruptura de la comunión del
hombre y de la mujer, donada por el Creador, la unión matrimonial está muy
frecuentemente amenazada por la discordia y la infidelidad. Sin embargo, Dios,
en su infinita misericordia, da al hombre y a la mujer su gracia para realizar
la unión de sus vidas según el designio divino original.
– ¿Cuáles son los efectos del sacramento del
Matrimonio? El sacramento del Matrimonio crea entre los cónyuges un vínculo
perpetuo y exclusivo. Dios mismo ratifica el consentimiento de los esposos.
Confiere a los esposos la gracia necesaria para alcanzar la santidad en la vida
conyugal y acoger y educar responsablemente a los hijos.
– ¿Cuáles son los pecados gravemente
contrarios al sacramento del Matrimonio? El adulterio; la poligamia en
cuanto contradice la unidad y exclusividad del amor conyugal entre un hombre y
una mujer; el rechazo de la fecundidad; y el divorcio, que contradice la
indisolubilidad del sacramento.
– ¿Cuándo admite la Iglesia la separación
física de los esposos? Cuando la cohabitación entre ellos se ha hecho
prácticamente imposible, aunque procura su reconciliación. Por ello, mientras
viva el otro cónyuge, no son libres para contraer una nueva unión, a menos que
el matrimonio entre ellos sea declarado nulo por la autoridad eclesiástica.
– ¿Cuál es la actitud de la Iglesia ante los
divorciados vueltos a casar (por lo civil, se entiende)? Fiel al Señor, la
Iglesia no puede reconocer como Matrimonio la unión de divorciados vueltos a
casar civilmente. «Quien repudie a su mujer y se case con otra, comete
adulterio contra aquella; y si ella repudia a su marido y se casa con otro,
comete adulterio» (Mc 10,11-12).
Hacia ellos la Iglesia muestra una atenta solicitud, invitándoles a una vida de
fe, a la oración, a las obras de caridad y a la educación cristiana de los
hijos; pero no pueden recibir la absolución sacramental, acercarse a la
comunión eucarística, ni ejercer ciertas responsabilidades eclesiales, mientras
dure tal situación, que contrasta objetivamente con la ley de Dios.
– ¿Por
qué la familia cristiana es llamada «Iglesia doméstica»? Porque manifiesta
y realiza la naturaleza comunitaria y familiar de la Iglesia en cuanto familia
de Dios. Cada miembro, según su propio papel, ejerce el sacerdocio bautismal,
contribuyendo a hacer de la familia una comunidad de gracia y oración, escuela
de virtudes humanas y cristianas y lugar del primer anuncio de la fe a los
hijos.
5. Reflexión YOUCAT
«Sólo Cristo es verdadero sacerdote, los demás
son ministros suyos»
San Agustín
(354 Tagaste – 430
Hipona)
«El amor se perfecciona en la fidelidad»
Sören Kierkegaard
(1813-1855 filósofo danés)
6. Lecturas recomendadas