miércoles, 19 de febrero de 2020

10. ¿Cómo celebramos nuestra fe? (II) [11/2/20]


LOS SACRAMENTOS DE LA INICIACIÓN

1. Introducción
«Todos los sacramentos son un encuentro con Cristo, que es él mismo el sacramento original» (YOUCAT, 193).
«La iniciación cristiana se realiza mediante los sacramentos que ponen los fundamentos de la vida cristiana: los fieles, renacidos en el Bautismo, se fortalecen en la Confirmación y son alimentados en la Eucaristía» (CIC, 251).

2. El Sacramento del Bautismo
 El primer sacramento de la iniciación recibe, ante todo, el nombre de Bautismo, en razón del rito central con el cual se celebra: bautizar significa «sumergir» en agua; quien recibe el Bautismo es sumergido en la muerte de Cristo y resucita con él «como una nueva criatura» (2Co 5,17).
«El Bautismo es el camino que lleva desde el reino de la muerte a la Vida; la puerta de entrada a la Iglesia y el comienzo de una comunión permanente con Dios» (YOUCAT, 194).
El Bautismo es, por tanto, el sacramento fundamental pues es la condición previa para poder acceder a los demás sacramentos.
EL BAUTISMO EN EL ANTIGUO Y EL NUEVO TESTAMENTO
En el Antiguo Testamento se dan una serie de «prefiguraciones» (es decir, una representación anticipada de algo) en las que siempre estuvo presente el agua como alusión directa al Bautismo:
– El Arca de Noé, episodio en el que el agua del diluvio termina con el pecado de los hombres,  y por medio del arca y el hombre justo que la construye (Noé), salva a sus tripulantes llevándolos a una nueva tierra.
– El paso del Mar Rojo, que libera al pueblo de Israel de la esclavitud de Egipto, pasando en medio de las aguas hacia una nueva vida, a un nuevo nacimiento.
– El paso del Jordán, cuando el Pueblo de Dios, peregrino por el desierto atraviesa el agua del rio Jordán para una nueva vida en la Tierra Prometida.
En el Nuevo Testamento es el mismo Jesucristo quien, a través de su vida, cumple las prefiguraciones del Antiguo Testamento en varios episodios clave en su vida:
– El bautismo de Jesús en el Jordán, acontecimiento con el que da comienzo a su vida pública mediante su bautismo a manos de Juan, que representa la muerte al pecado y la resurrección a la vida eterna.
– Colgado sin vida de la Cruz, de su costado –abierto por la lanza de Longinus– brotan agua (Bautismo) y sangre (Eucaristía).
– Después de su Resurrección, Jesús confía a los Apóstoles una misión: «Id y haced discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo» (Mt 28,19).
PARTICULARIDADES DEL SACRAMENTO DEL BAUTISMO
– ¿Desde cuándo y a quién administra la Iglesia el Bautismo? Desde Pentecostés, y la Iglesia administra el Bautismo a quien cree en Jesucristo.
¿En qué consiste el rito del bautismo? En esencia, consiste en sumergir al candidato en el agua o derramar agua sobre su cabeza mientras se invoca el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
¿Quién puede recibir el Bautismo? Cualquier persona no bautizada.
¿Por qué la Iglesia bautiza a los niños? Antes de que nosotros optemos por Dios, Dios opta por nosotros, por tanto, el Bautismo es una gracia, un regalo inmerecido de Dios que nos acepta incondicionalmente. Con el Bautismo, el alma es arrancada del influjo del pecado original y del poder de la muerte. Por ello, los niños necesitan ser liberados del poder de las tinieblas y trasladados al reino de la libertad de los hijos de Dios.
– ¿Cuáles son los efectos del Bautismo? Perdona el pecado original, todos los pecados personales y todas las penas debidas al pecado; otorga las virtudes teologales –fe, esperanza y caridad– y los dones del Espíritu Santo –Sabiduría, Entendimiento, Consejo, Ciencia, Piedad, Fortaleza y Temor de Dios–; pertenencia a Cristo para siempre.
Cuál es el significado del nombre cristiano recibido en el Bautismo? El nombre es importante porque Dios conoce a cada uno por su nombre. El bautizado recibe un nombre, preferiblemente de un santo, ofreciéndole un modelo de santidad y asegurándole una intercesión ante Dios.

3. El Sacramento de la Confirmación
Veamos cómo en el Antiguo y Nuevo Testamento, sin hablar expresamente del Sacramento de la Confirmación, estaban refiriéndose a él.
– En la Antigua Alianza, los Profetas anunciaron que el Espíritu Santo del Señor reposaría sobre el Mesías esperado y sobre todo el pueblo mesiánico.
– Toda la vida de Jesús se desarrolla en total comunión con el Espíritu Santo.
– Los Apóstoles reciben el Espíritu Santo en Pentecostés y anuncian «las maravillas de Dios» (Hch 2,11).
– Los Apóstoles comunican a los nuevos bautizados, mediante la imposición de manos, el don del mismo espíritu.
A lo largo de los siglos, la Iglesia ha seguido viviendo del Espíritu Santo y comunicándoselo a sus hijos.

PARTICULARIDADES DEL SACRAMENTO DE LA CONFIRMACIÓN
¿Por qué se llama Confirmación o Crismación? Se llama Confirmación porque refuerza la gracia bautismal. Se llama Crismación porque un rito esencial de este sacramento es la unción con el Santo Crisma –uno de los Santos óleos (aceite de oliva mezclado con perfumes consagrado por el obispo)–.
¿Cuál es el rito de la Confirmación? El rito esencial de la Confirmación es la unción con el Santo Crisma sobre la frente del bautizado con las palabras: «Recibe por esta señal el don del Espíritu Santo».
Cuál es el efecto de la Confirmación?  La especial efusión del Espíritu Santo, tal como sucedió en Pentecostés. Esta efusión imprime un carácter indeleble y otorga un crecimiento de la gracia bautismal; arraiga más profundamente la filiación divina; une más fuertemente con Cristo y su Iglesia; fortalece el alma con los dones del Espíritu; concede una fuerza especial para dar testimonio de la fe cristiana.
¿Quién puede recibir el Sacramento de la Confirmación? Quien haya sido bautizado, en gracia de Dios y una sola vez en la vida.
¿Quién es el ministro de la Confirmación? El obispo y, en ocasiones, el presbítero (sacerdote) delegado por aquél.

4. El Sacramento de la Eucaristía
Después del Bautismo y la Confirmación, la Eucaristía es el tercer sacramento de la iniciación cristiana.
La Eucaristía es el centro misterioso de todos los sacramentos, porque el sacrificio histórico de Jesús en la Cruz se hace presente durante la transubstanciación de un modo oculto e incruento.
De este modo, la Eucaristía es «la fuente y cima de toda vida cristiana» (Concilio Vaticano II, Lumen Gentium [LG], 11).
Éste no es un rito inventado por la Iglesia, fue el mismo Jesucristo quien en la Última Cena lo celebró con sus discípulos, anticipando en ella su muerte; se dio a sus discípulos bajo los signos del pan y el vino y exhortó a que, después de su muerte, se celebrara la Eucaristía: «Haced esto en memoria mía» (1Cor 11,24).
La Eucaristía fue instituida por Cristo, por tanto, para perpetuar en los siglos el sacrificio de la Cruz hasta su segunda venida (Parusía), confiando así a la Iglesia el Memorial de su Muerte y Resurrección.

PARTICULARIDADES DEL SACRAMENTO DE LA EUCARISTÍA
– ¿Qué nombres recibe el Sacramento de la Eucaristía? La inagotable riqueza de este sacramento se expresa con diversos nombres: Santa Misa, Cena del Señor, Fracción del Pan, Celebración Eucarística, Memorial de la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, santo Sacrificio, Santa y Divina Liturgia, Santo Misterios, Santísimo Sacramento del Altar y Sagrada Comunión.
– ¿Cómo se desarrolla la celebración de la Eucaristía? En dos grandes momentos que forman un solo acto de culto: la liturgia de la Palabra, que comprende la proclamación y la escucha de la Palabra de Dios; y la liturgia eucarística, que comprende la presentación del pan y del vino, la plegaria eucarística con las palabras de la consagración y la comunión.
– ¿Quién es el ministro de la celebración de la Eucaristía? El sacerdote (obispo o presbítero) que actúa en la persona de Cristo Cabeza y en nombre de la Iglesia.
– ¿Cuáles son los elementos esenciales y necesarios para celebrar la Eucaristía? Pan de trigo (y no otro) y vino de vid (y no otro).
¿En qué sentido la Eucaristía es memorial del sacrificio de Cristo? En el sentido de que hace presente y actual el sacrificio de Cristo que ha ofrecido al Padre, una vez y para siempre, sobre la Cruz, en favor de la humanidad. Su carácter sacrificial se manifiesta en las misma palabras que Jesús instituyó: «Esto es mi Cuerpo que se entrega por vosotros» y «Este cáliz es la Nueva Alianza en mi Sangre que se derrama por vosotros (Lc 22,19-20). El sacrificio de la Cruz y el sacrificio de la Eucaristía son un único sacrificio. Son idénticas la víctima y el oferente y sólo es distinto el modo de ofrecerse: de manera cruenta en la Cruz y de manera incruenta en la Eucaristía.
– ¿De qué modo la Iglesia participa del sacrificio eucarístico? En la Eucaristía, el sacrificio de Cristo se hace también de los miembros de su Cuerpo. La vida de los fieles, su alabanza, su sufrimiento, su oración y su trabajo se unen a los de Cristo. En cuanto a sacrificio, la Eucaristía se ofrece también por todos los fieles, vivos y difuntos, en reparación por los pecados de todos los hombres y para obtener de Dios beneficios espirituales y temporales. También la Iglesia del cielo está unida a la ofrenda de Cristo.
¿Qué significa «transubstanciación»? Es la conversión de toda la substancia del pan en la substancia del Cuerpo de Cristo, y de toda la substancia del vino en la substancia de la Sangre de Cristo. Esta conversión se opera en la plegaria eucarística con la consagración, mediante la eficacia de la palabra de Cristo y de la acción del Espíritu Santo. Sin embargo, permanecen inalteradas las características sensibles del pan y del vino, esto es, las «especies eucarísticas».
La fracción del pan, ¿divide a Cristo? No, Él está presente todo e íntegro en cada especie eucarística y en cada una de sus partes.
¿Cuánto dura la presencia eucarística de Cristo? Mientras subsistan las especies eucarísticas. La Iglesia conserva con máxima diligencia las Hostias consagradas, las lleva a los enfermos, las presenta a la solemne adoración de los fieles, las lleva en procesión e invita a la frecuente visita y adoración del Santísimo Sacramento, reservado en el Sagrario.
– ¿Qué tipo de culto se debe rendir al Sacramento de la Eucaristía? El culto de latría, es decir, adoración reservada a Dios, tanto durante la celebración eucarística como fuera de ella.
– ¿Por qué la Eucaristía es el banquete pascual? Porque Cristo, realizando sacramentalmente la Pascua, nos entrega su Cuerpo y su Sangre, ofrecidos como comida y bebida (de salvación), y nos une con Él y entre nosotros en su sacrificio.
¿Qué significa el altar? Es el símbolo de Cristo mismo, presente como víctima sacrificial (altar-sacrificio de la Cruz), y como alimento celestial que se nos da a nosotros (altar-mesa eucarística).
¿Cuándo obliga la Iglesia a participar de la Santa Misa? La Iglesia establece que los fieles tienen obligación de participar en la Santa Misa todos los domingos y fiestas de precepto.
¿Cuándo se debe recibir la sagrada Comunión? La Iglesia recomienda a los fieles que participan en la Santa Misa recibir también, con las debidas disposiciones, la sagrada Comunión, estableciendo la obligación de hacerlo, al menos, en Pascua.
¿Qué se requiere para recibir la sagrada Comunión? Se de estar plenamente incorporado a la Iglesia Católica y hallarse en gracia de Dios, es decir, sin conciencia de pecado mortal. Quien es consciente de haber cometido un pecado grave debe recibir el Sacramento de la Reconciliación antes de acercarse a comulgar. Son también importantes el espíritu de recogimiento y oración, la observancia del ayuno prescrito por la Iglesia (mínimo, una hora antes de la Eucaristía) y la actitud corporal (gestos, vestimenta), en señal de respeto a Cristo.
¿Cuáles son los frutos de la sagrada Comunión? Acrecienta nuestra unión con Cristo y con su Iglesia; conserva y renueva la vida de gracia recibida en el Bautismo y en la Confirmación; y nos hace crecer en el amor al prójimo. Fortaleciéndonos en la caridad, nos perdona los pecados veniales y nos preserva de los pecados mortales para el futuro.

5. Reflexión YOUCAT
«En la Eucaristía, nosotros partimos “un mismo pan que es remedio de inmortalidad, antídoto para no morir, sino para vivir en Jesucristo para siempre”»
San Ignacio de Antioquía
 Antioquía 30 d.C. – Roma 107 d.C.
Obispo y mártir católico

6. Lecturas recomendadas
-      SANTA BIBLIA: (2Co 5,17); (Mt 28,19); (Hch 2,11);  (1Cor 11,24); (Lc 22,19-20)
-      COMPENDIO DEL CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA: 251-294
-      YOUCAT: 193-202/209-223


7. Cuestionario para valorar la comprensión del tema



martes, 11 de febrero de 2020

11. ¿Cómo celebramos nuestra fe? (III) [19/2/20]

LOS SACRAMENTOS DE LA CURACIÓN

1. Introducción
«Cristo, médico del alma y del cuerpo, instituyó los sacramentos de la Penitencia y de la Unción de los enfermos, porque la vida nueva que nos fue dada por Él en los sacramentos de la iniciación cristiana puede debilitarse y perderse para siempre a causa del pecado. Por ello, Cristo ha querido que la Iglesia continuase su obra de curación y de salvación mediante estos dos sacramentos» (CIC, 295).
Es así pues, que los sacramentos de la curación son el sacramento de la Penitencia y el de la Unción de enfermos.

2. El pecado
Habida cuenta que, al proclamar nuestra fe mediante el rezo del Credo, manifestamos creer «...en el perdón de los pecados» y también confesamos que «hay un solo Bautismo para el perdón de los pecados», vamos a estudiar este aspecto fundamental de la doctrina cristiana. ¿Qué es el pecado?
El pecado es todo pensamiento, palabra, obra u omisión que, consumado de manera consciente, «es, ante todo, ofensa a Dios, ruptura de la comunión con Él. Al mismo tiempo, atenta contra la comunión con la Iglesia» (CIC, 1440). «Todo el que comete pecado quebranta también la ley, pues el pecado es quebrantamiento de la ley» (1Jn 3,4).
Hay varias dimensiones del pecado:
Pecado original. Es el «estado de privación de la santidad y de la justicia originales. Es un pecado “contraído” no “cometido” por nosotros; es una condición de nacimiento y no un acto personal. A causa de la unidad de origen de todos los hombres, el pecado original se transmite a los descendientes de Adán con la misma naturaleza humana, “no por imitación sino por propagación”. Esta transmisión es un misterio que no podemos comprender plenamente» (CCIC, 76).
Las consecuencias del pecado original hacen que los seres humanos  estemos  sometidos a los efectos de la ignorancia, del sufrimiento, de la muerte y una tendencia a pecar (concupiscencia).

Dentro de esta ofensa a Dios –que supone cualquier tipo de pecado–, hay dos dimensiones del mismo en virtud de su gravedad: pecado venial y pecado mortal.
Pecado mortal. Un pecado grave o mortal es la violación con pleno conocimiento y deliberado consentimiento de la Ley de Dios en una materia grave, por ejemplo, idolatría, adulterio, asesinato o difamación. Todas estas acciones son gravemente contrarias al amor que debemos a Dios y, por Él, a nuestro prójimo.
El pecado mortal se llama mortal porque es la muerte «espiritual» del alma (separación de Dios).
Pecado venial. Los pecados veniales son pecados leves. No rompen nuestra amistad con Dios, sin embargo la afectan. Incluyen desobediencia a la Ley de Dios en materias leves (veniales). Si, por ejemplo, por chismes destruimos la reputación de una persona, sería un pecado mortal; sin embargo, los chismes normales son sobre asuntos insignificantes y sólo son considerados pecados veniales.
¿Podemos ser perdonaos por nuestros pecados? Afortunadamente y gracias a la Misericordia infinita de Dios, Cristo dejó instituido el sacramento de la Penitencia para poder ser liberados de nuestros pecados: «Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos» (Jn 20,22-23). Veamos, pues, en qué consiste este sacramento.

3. El Sacramento de la Penitencia
También llamado sacramento de la Reconciliación, del Perdón, de la Confesión y de la Conversión.
Si ya tenemos el sacramento del Bautismo que nos reconcilia con Dios, ¿por qué necesitamos entonces un sacramento específico de la Reconciliación?
Si bien el Bautismo nos arranca del poder del pecado y de la muerte y nos introduce en la nueva vida de los hijos de Dios, no nos libra de la debilidad humana y de la tendencia al pecado. Por eso necesitamos un lugar en el que podamos reconciliarnos continuamente de nuevo con Dios. Esto es la confesión.

PARTICULARIDADES DEL SACRAMENTO DE LA PENITENCIA
– ¿Quién puede perdonar los pecados? «Sólo Dios puede perdonar tus pecados. “Tus pecados te son perdonados” (Mc 2,5) sólo lo pudo decir Jesús porque él es el Hijo de Dios. Y sólo porque Jesús les ha conferido este poder pueden los presbíteros perdonar los pecados en nombre de Jesús» (YOUCAT, 228).
¿Quién es el ministro del sacramento de la Reconciliación? Cristo confió el ministerio de la Reconcialiación a sus Apóstoles, a los obispos sucesores de los Apóstoles, y a los presbíteros, colaboradores de los obispos, los cuales se convierten, por tanto, en instrumentos de la misericordia y de la justicia de Dios. Ellos ejercen el poder de perdonar los pecados en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo (CCIC, 307).
¿Cuáles son los actos propios del penitente? Antes de la confesión se debe hacer un diligente y exhaustivo examen de conciencia. A partir de ese momento los actos del penitente son los siguientes: 1. La contricción (arrepentimiento) que es perfecta cuando es motivada por el amor a Dios, e imperfecta cuando existen otros motivos; la contrición incluye el propósito de enmienda, es decir, la actitud de no volver a pecar. 2.  La confesión  que consiste en la acusación de nuestros propios pecados hecha delante del sacerdote. 3. La satisfacción o cumplimiento de ciertos actos de penitencia que el propio confesor impone al penitente para reparar el daño causado por el pecado.
¿Qué pecados deben confesarse y con qué frecuencia? Todos los pecados graves aún no confesados que se recuerden después del examen de conciencia. No obstante, la Iglesia recomienda vivamente la confesión de los pecados veniales, pues ayuda a formar una recta conciencia, a luchar contra las malas inclinaciones, a dejarse curar por Cristo y a progresar en la vida del Espíritu. Todo fiel que haya llegado al uso de razón, está obligado a confesar sus pecados al menos una vez al año y, en el caso de los pecados graves antes de recibir la Sagrada Comunión.
¿Qué es el secreto de confesión? Es la obligación del confesor –dada la delicadeza y grandeza de este ministerio y del respeto debido a las personas–, sin excepción alguna y bajo penas muy severas, a mantener el sigilo sacramental, esto es, el absoluto secreto sobre los pecados conocidos en la confesión.
¿Cuáles son los efectos de este sacramento? La Reconciliación con Dios y, por tanto, el perdón de los pecados; la Reconciliación con la Iglesia; la recuperación del estado de gracia, si se había perdido; la remisión de la pena eterna merecida a causa de los pecados mortales y, al menos en parte, de las penas temporales que son consecuencia del pecado; la paz y la serenidad de conciencia y el consuelo del espíritu; y el aumento de la fuerza espiritual para el combate cristiano.

4. El Sacramento de la Unción de los enfermos
El sacramento de la Unción de los enfermos tiene que ver con el sentido del sufrimiento y del dolor. En el Antiguo Testamento, el hombre experimenta su propia limitación y también interpreta que la enfermedad está misteriosamente vinculada al pecado. Los Profetas intuyeron que la enfermedad podía tener un valor redentor. Pero es Jesús quien con su Pasión y Muerte da un nuevo sentido al sufrimiento, el cual, unido al suyo, puede convertirse en el medio de purificación y salvación para nosotros y para los demás.

PARTICULARIDADES DEL SACRAMENTO DE LA UNCIÓN DE ENFERMOS
– ¿Cómo se comporta la Iglesia con los enfermos? Habiendo recibido del Señor el mandato de curar a los enfermos, se empeña en el cuidado de los que sufren, acompañándolos en oraciones de intercesión. Tiene, sobre todo, un sacramento específico para los enfermos instituido por Cristo mismo y atestiguado por Santiago: «¿Está enfermo alguno de vosotros? Llame a los presbíteros de la Iglesia, que oren sobre él y le unjan con óleo en el nombre del Señor» (St 5,14-15).
¿Quién puede recibir la Unción de los enfermos? Cualquier fiel que comienza a encontrarse en peligro de muerte por enfermedad o por vejez. La celebración de este sacramento debe ir precedida, si es posible, de la confesión individual del enfermo.
¿Quién administra este sacramento?  Sólo puede ser administrado por los sacerdotes (obispos o presbíteros).
¿Cómo se celebra este sacramento? Su celebración consiste esencialmente en la unción con óleo, bendecido si es posible por el obispo, sobre la frente y las manos del enfermo (en el rito romano, o también en otras partes del cuerpo en otros ritos), acompañada de la oración del sacerdote que implora la gracia especial de este sacramento.
¿Cuáles son los efectos de este sacramento? Confiere gracia particular, que une más íntimamente al enfermo a la Pasión de Cristo, por su bien y por el de toda la Iglesia, otorgándole fortaleza, paz, ánimo y también el perdón de los pecados, si el enfermo no ha podido confesarse.
¿Qué es el Viático? Es la Eucaristía recibida por quienes están por dejar esta vida y se preparan para el paso a la vida eterna. Recibida en el momento del tránsito de este mundo al Padre, la Comunión del Cuerpo y de la Sangre de Cristo muerto y resucitado, es semilla de vida eterna y poder de resurrección.


5. Reflexión YOUCAT
«Dios lo sabe todo. De antemano ya sabe que, después de habernos confesado, volveréis a pecar. Y, sin embargo, perdona. Va incluso tan lejos como para olvidar intencionadamente el futuro con tal de perdonarnos».
San Juan María Vianney
Santo Cura de Ars
Dardilly, 1786 – Ars, 1859

«El cuidado de los enfermos debe estar ante todo y por encima de todo. Hay que servirles como si fueran realmente Cristo».
San Benito de Nursia
 Nursia (Umbría) 480 d.C. – Montecasino (Lacio) 547 d.C.
Fundador de la Orden Benedictina, Patrono de Europa y Abad


6. Lecturas recomendadas
-      SANTA BIBLIA: (1Jn 3,4); » (Jn 20,22-23); (Mc 2,5); (St 5,14-15).
-      COMPENDIO DEL CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA: 295-320
-      YOUCAT: 224-247