LOS SACRAMENTOS DE LA
INICIACIÓN
1. Introducción
«Todos los sacramentos son un encuentro con Cristo, que es
él mismo el sacramento original» (YOUCAT, 193).
«La iniciación cristiana se realiza mediante los sacramentos
que ponen los fundamentos de la vida
cristiana: los fieles, renacidos en el Bautismo, se fortalecen en la
Confirmación y son alimentados en la Eucaristía» (CIC, 251).
2. El Sacramento del
Bautismo
El primer sacramento
de la iniciación recibe, ante todo, el nombre de Bautismo, en razón del rito central con el cual se celebra:
bautizar significa «sumergir» en agua; quien recibe el Bautismo es sumergido en
la muerte de Cristo y resucita con él «como una nueva criatura» (2Co 5,17).
«El Bautismo es el camino que lleva desde el reino de la
muerte a la Vida; la puerta de entrada a la Iglesia y el comienzo de una
comunión permanente con Dios» (YOUCAT, 194).
El Bautismo es, por tanto, el sacramento fundamental pues es
la condición previa para poder acceder a los demás sacramentos.
EL BAUTISMO EN EL ANTIGUO Y EL NUEVO
TESTAMENTO
En el Antiguo Testamento se dan una serie de
«prefiguraciones» (es decir, una representación anticipada de algo) en las que siempre
estuvo presente el agua como alusión directa al Bautismo:
– El Arca de Noé,
episodio en el que el agua del
diluvio termina con el pecado de los hombres,
y por medio del arca y el hombre justo que la construye (Noé), salva a sus tripulantes llevándolos a
una nueva tierra.
– El paso del Mar Rojo,
que libera al pueblo de Israel de la
esclavitud de Egipto, pasando en medio de las aguas hacia una nueva vida, a un nuevo nacimiento.
– El paso del Jordán,
cuando el Pueblo de Dios, peregrino por el desierto atraviesa el agua del rio Jordán para una nueva vida en la Tierra Prometida.
En el Nuevo Testamento es el mismo Jesucristo quien,
a través de su vida, cumple las prefiguraciones del Antiguo Testamento en
varios episodios clave en su vida:
– El bautismo de Jesús
en el Jordán, acontecimiento con el que da comienzo a su vida pública
mediante su bautismo a manos de Juan, que representa la muerte al pecado y la
resurrección a la vida eterna.
– Colgado sin vida de
la Cruz, de su costado –abierto por la lanza de Longinus– brotan agua
(Bautismo) y sangre (Eucaristía).
– Después de su
Resurrección, Jesús confía a los Apóstoles una misión: «Id y haced discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre
del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo» (Mt 28,19).
PARTICULARIDADES DEL SACRAMENTO DEL
BAUTISMO
– ¿Desde cuándo y a
quién administra la Iglesia el Bautismo? Desde Pentecostés, y la Iglesia
administra el Bautismo a quien cree en Jesucristo.
– ¿En qué consiste el rito del bautismo? En esencia, consiste en
sumergir al candidato en el agua o derramar agua sobre su cabeza mientras se
invoca el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
– ¿Quién puede recibir
el Bautismo? Cualquier persona no bautizada.
– ¿Por qué la Iglesia
bautiza a los niños? Antes de que nosotros optemos por Dios, Dios opta por
nosotros, por tanto, el Bautismo es una gracia, un regalo inmerecido de Dios
que nos acepta incondicionalmente. Con el Bautismo, el alma es arrancada del
influjo del pecado original y del poder de la muerte. Por ello, los niños necesitan
ser liberados del poder de las tinieblas y trasladados al reino de la libertad
de los hijos de Dios.
– ¿Cuáles son los
efectos del Bautismo? Perdona el pecado original, todos los pecados
personales y todas las penas debidas al pecado; otorga las virtudes teologales
–fe, esperanza y caridad– y los dones del Espíritu Santo –Sabiduría,
Entendimiento, Consejo, Ciencia, Piedad, Fortaleza y Temor de Dios–;
pertenencia a Cristo para siempre.
– Cuál es el
significado del nombre cristiano recibido en el Bautismo? El nombre es
importante porque Dios conoce a cada uno por su nombre. El bautizado recibe un
nombre, preferiblemente de un santo, ofreciéndole un modelo de santidad y
asegurándole una intercesión ante Dios.
3. El Sacramento de
la Confirmación
Veamos cómo en el Antiguo y Nuevo Testamento, sin hablar
expresamente del Sacramento de la Confirmación, estaban refiriéndose a él.
– En la Antigua Alianza, los Profetas anunciaron que el
Espíritu Santo del Señor reposaría sobre el Mesías esperado y sobre todo el
pueblo mesiánico.
– Toda la vida de Jesús se desarrolla en total comunión con
el Espíritu Santo.
– Los Apóstoles reciben el Espíritu Santo en Pentecostés y
anuncian «las maravillas de Dios» (Hch
2,11).
– Los Apóstoles comunican a los nuevos bautizados, mediante
la imposición de manos, el don del mismo espíritu.
A lo largo de los siglos, la Iglesia ha seguido viviendo del
Espíritu Santo y comunicándoselo a sus hijos.
PARTICULARIDADES DEL SACRAMENTO DE LA CONFIRMACIÓN
– ¿Por qué se llama
Confirmación o Crismación? Se llama Confirmación
porque refuerza la gracia bautismal. Se llama Crismación porque un rito esencial de este sacramento es la unción
con el Santo Crisma –uno de los Santos óleos (aceite de oliva mezclado con
perfumes consagrado por el obispo)–.
– ¿Cuál es el rito de
la Confirmación? El rito esencial de la Confirmación es la unción con el
Santo Crisma sobre la frente del bautizado con las palabras: «Recibe por esta
señal el don del Espíritu Santo».
– Cuál es el efecto de
la Confirmación? La especial efusión
del Espíritu Santo, tal como sucedió en Pentecostés. Esta efusión imprime un
carácter indeleble y otorga un crecimiento de la gracia bautismal; arraiga más
profundamente la filiación divina; une más fuertemente con Cristo y su Iglesia;
fortalece el alma con los dones del Espíritu; concede una fuerza especial para
dar testimonio de la fe cristiana.
– ¿Quién puede recibir
el Sacramento de la Confirmación? Quien haya sido bautizado, en gracia de
Dios y una sola vez en la vida.
– ¿Quién es el
ministro de la Confirmación? El obispo y, en ocasiones, el presbítero
(sacerdote) delegado por aquél.
4. El Sacramento de
la Eucaristía
Después del Bautismo y la Confirmación, la Eucaristía es el
tercer sacramento de la iniciación cristiana.
La Eucaristía es el centro misterioso de todos los
sacramentos, porque el sacrificio histórico de Jesús en la Cruz se hace
presente durante la transubstanciación de un modo oculto e incruento.
De este modo, la Eucaristía es «la fuente y cima de toda
vida cristiana» (Concilio Vaticano II, Lumen
Gentium [LG], 11).
Éste no es un rito inventado por la Iglesia, fue el mismo
Jesucristo quien en la Última Cena lo celebró con sus discípulos, anticipando
en ella su muerte; se dio a sus discípulos bajo los signos del pan y el vino y
exhortó a que, después de su muerte, se celebrara la Eucaristía: «Haced esto en
memoria mía» (1Cor 11,24).
La Eucaristía fue instituida por Cristo, por tanto, para
perpetuar en los siglos el sacrificio de la Cruz hasta su segunda venida
(Parusía), confiando así a la Iglesia el Memorial de su Muerte y Resurrección.
PARTICULARIDADES DEL SACRAMENTO DE LA EUCARISTÍA
– ¿Qué nombres recibe
el Sacramento de la Eucaristía? La inagotable riqueza de este sacramento se
expresa con diversos nombres: Santa Misa, Cena del Señor, Fracción del Pan,
Celebración Eucarística, Memorial de la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro
Señor Jesucristo, santo Sacrificio, Santa y Divina Liturgia, Santo Misterios,
Santísimo Sacramento del Altar y Sagrada Comunión.
– ¿Cómo se desarrolla
la celebración de la Eucaristía? En dos grandes momentos que forman un solo
acto de culto: la liturgia de la Palabra, que comprende la proclamación y la
escucha de la Palabra de Dios; y la liturgia eucarística, que comprende la
presentación del pan y del vino, la plegaria eucarística con las palabras de la
consagración y la comunión.
– ¿Quién es el
ministro de la celebración de la Eucaristía? El sacerdote (obispo o presbítero)
que actúa en la persona de Cristo Cabeza y en nombre de la Iglesia.
– ¿Cuáles son los
elementos esenciales y necesarios para celebrar la Eucaristía? Pan de trigo
(y no otro) y vino de vid (y no otro).
– ¿En qué sentido la
Eucaristía es memorial del sacrificio de Cristo? En el sentido de que hace
presente y actual el sacrificio de Cristo que ha ofrecido al Padre, una vez y
para siempre, sobre la Cruz, en favor de la humanidad. Su carácter sacrificial
se manifiesta en las misma palabras que Jesús instituyó: «Esto es mi Cuerpo que
se entrega por vosotros» y «Este cáliz es la Nueva Alianza en mi Sangre que se
derrama por vosotros (Lc 22,19-20).
El sacrificio de la Cruz y el sacrificio de la Eucaristía son un único sacrificio. Son idénticas la víctima
y el oferente y sólo es distinto el modo de ofrecerse: de manera cruenta en la
Cruz y de manera incruenta en la Eucaristía.
– ¿De qué modo la
Iglesia participa del sacrificio eucarístico? En la Eucaristía, el
sacrificio de Cristo se hace también de los miembros de su Cuerpo. La vida de
los fieles, su alabanza, su sufrimiento, su oración y su trabajo se unen a los
de Cristo. En cuanto a sacrificio, la Eucaristía se ofrece también por todos
los fieles, vivos y difuntos, en reparación por los pecados de todos los
hombres y para obtener de Dios beneficios espirituales y temporales. También la
Iglesia del cielo está unida a la ofrenda de Cristo.
– ¿Qué significa
«transubstanciación»? Es la conversión de toda la substancia del pan en la
substancia del Cuerpo de Cristo, y de toda la substancia del vino en la substancia
de la Sangre de Cristo. Esta conversión se opera en la plegaria eucarística con
la consagración, mediante la eficacia de la palabra de Cristo y de la acción
del Espíritu Santo. Sin embargo, permanecen inalteradas las características
sensibles del pan y del vino, esto es, las «especies eucarísticas».
– La fracción del pan,
¿divide a Cristo? No, Él está presente todo e íntegro en cada especie eucarística
y en cada una de sus partes.
– ¿Cuánto dura la
presencia eucarística de Cristo? Mientras subsistan las especies eucarísticas.
La Iglesia conserva con máxima diligencia las Hostias consagradas, las lleva a
los enfermos, las presenta a la solemne adoración de los fieles, las lleva en
procesión e invita a la frecuente visita y adoración del Santísimo Sacramento,
reservado en el Sagrario.
– ¿Qué tipo de culto
se debe rendir al Sacramento de la Eucaristía? El culto de latría, es decir, adoración reservada a
Dios, tanto durante la celebración eucarística como fuera de ella.
– ¿Por qué la Eucaristía
es el banquete pascual? Porque Cristo, realizando sacramentalmente la
Pascua, nos entrega su Cuerpo y su Sangre, ofrecidos como comida y bebida (de
salvación), y nos une con Él y entre nosotros en su sacrificio.
– ¿Qué significa el
altar? Es el símbolo de Cristo mismo, presente como víctima sacrificial
(altar-sacrificio de la Cruz), y como alimento celestial que se nos da a
nosotros (altar-mesa eucarística).
– ¿Cuándo obliga la
Iglesia a participar de la Santa Misa? La Iglesia establece que los fieles
tienen obligación de participar en la Santa Misa todos los domingos y fiestas
de precepto.
– ¿Cuándo se debe
recibir la sagrada Comunión? La Iglesia recomienda a los fieles que
participan en la Santa Misa recibir también, con las debidas disposiciones, la
sagrada Comunión, estableciendo la obligación de hacerlo, al menos, en Pascua.
– ¿Qué se requiere
para recibir la sagrada Comunión? Se de estar plenamente incorporado a la
Iglesia Católica y hallarse en gracia de Dios, es decir, sin conciencia de pecado
mortal. Quien es consciente de haber cometido un pecado grave debe recibir el
Sacramento de la Reconciliación antes de acercarse a comulgar. Son también
importantes el espíritu de recogimiento y oración, la observancia del ayuno
prescrito por la Iglesia (mínimo, una hora antes de la Eucaristía) y la actitud
corporal (gestos, vestimenta), en señal de respeto a Cristo.
– ¿Cuáles son los frutos
de la sagrada Comunión? Acrecienta nuestra unión con Cristo y con su
Iglesia; conserva y renueva la vida de gracia recibida en el Bautismo y en la
Confirmación; y nos hace crecer en el amor al prójimo. Fortaleciéndonos en la
caridad, nos perdona los pecados veniales y nos preserva de los pecados
mortales para el futuro.
5. Reflexión YOUCAT
«En la Eucaristía,
nosotros partimos “un mismo pan que es remedio de inmortalidad, antídoto para
no morir, sino para vivir en Jesucristo para siempre”»
San Ignacio de Antioquía
Antioquía 30 d.C. – Roma 107 d.C.
Obispo y mártir católico
6. Lecturas recomendadas
-
SANTA BIBLIA: (2Co 5,17); (Mt 28,19); (Hch 2,11); (1Cor
11,24); (Lc 22,19-20)
-
COMPENDIO DEL CATECISMO DE LA IGLESIA
CATÓLICA: 251-294
-
YOUCAT: 193-202/209-223
7. Cuestionario para valorar la comprensión del tema