jueves, 4 de junio de 2020

1. Presentación [1/11/19]

1. Introducción 

Vayan por delante mis felicitaciones a todos vosotros por estar aquí, en este lugar y este preciso momento, con un propósito muy concreto, el deseo de recibir el Sacramento de la Confirmación, que rompe con la dinámica del mundo y que vislumbra un camino de esperanza para vuestras vidas y para aquéllos que están cerca de vosotros mediante dos objetivos: ROMPER con la dinámica de este mundo por cuanto son metas muy distintas las que se persiguen al dejarse llevar por esa corriente mundana; y VISLUMBRAR otro camino, dentro de la sociedad, pero con otras metas fundamentadas en la vida cristiana.


2. Presentación

Es todo un curso el que vamos a estar reuniéndonos en torno a la Palabra de Dios y, por ello, es conveniente que nos conozcamos poco a poco. Así pues comenzamos con las presentaciones:
  • Presentación del catequista
  • Presentación de los catecúmenos
  • Cuál es vuestra relación actual con Dios, y por qué deseáis recibir el Sacramento de la Confirmación.
  • Qué esperáis de vuestra vida como cristianos confirmados

3. Estructura de la catequesis

Los aspectos más significativos de este proceso formativo son los siguientes:
  • Objetivo: Realizar la preparación para recibir dignamente el Sacramento de la Eucaristía.
  • Sesiones: El curso se desarrollará a lo largo de 20/22 sesiones de trabajo de, aproximadamente, 60 minutos cada una. El contenido de cada una, por lo tanto, va a requerir de parte de todos PUNTUALIDAD y una gran CONCENTRACIÓN para poder desarrollarlo en su totalidad, pues tendremos que trabajar un tema íntegro en cada sesión.
  • Contenidos: La estructura del curso está organizada en cuatro grandes bloques temáticos, distribuidos a lo largo de las 21 sesiones, a saber:
    • Lo que creemos (7 sesiones)
    • Cómo celebramos nuestra fe (4 sesiones)
    • Vivir como Jesús (5 sesiones)
    • Cómo debemos orar (3 sesiones)
    • Introducción y Resumen (2 sesiones)
  • Horario (grupos de José Antonio): La catequesis se impartirá los lunes (CEU-Sevilla) de 13:25 a 14:25 con frecuencia semanal.
  • Actividades conjuntas: Por determinar (suelen ser dos o tres «miniconvivencias-retiros» en el mismo CEU)
  • Material consultivo:
    • YOUCAT. Síntesis del CIC (Catecismo de la Iglesia Católica)
    • SANTA BIBLIA. La Biblia oficial en España es la de la CEE (Conferencia Episcopal Española) y podéis acceder a ella en el siguiente enlace, por lo que no es imprescindible que la compréis, pero sí que la tengáis a mano en vuestros dispositivos (móvil, ordenador...)
    • CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA. Al que haremos alguna referencia y no es necesario que compréis pero, al igual que la Biblia, es conveniente que la tengáis «a mano» mediante el siguiente enlace, de la página oficial del Vaticano. Aparece el índice y sobre cada uno de los epígrafes se hace clic para acceder al contenido correspondiente.
    • COMPENDIO DEL CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA. Es un documento muy útil pues resume de manera muy práctica el contenido del CIC. No hace falta que lo adquiráis, pues podéis consultarlo online mediante el siguiente enlace, de la página oficial del Vaticano
    • Este mismo blog donde nos encontramos, con todos los temas desarrollados y unos cuestionarios al final de la página para contestar y enviar.


4. Significado de «catequesis»

La palabra «catequesis» tiene una doble procedencia etimológica:
Katéchesis (griego) = Catechesis (latín) = Catequesis (castellano)=
ACCIÓN DE INSTRUIR MEDIANTE VIVA VOZ
En el ámbito cristiano es toda instrucción vinculada a la doctrina cristiana (católica), cuyo objetivo es trasmitir la fe a los nuevos miembros de la comunidad. Formación que pone al catecúmeno en disposición de un encuentro personal con Jesucristo. Por lo tanto, este proceso requiere, no sólo de la ayuda o acompañamiento del catequista y demás miembros de la pastoral, sino y muy especialmente la participación activa de cada uno de vosotros, porque en definitiva es un proceso de conversión personal e íntimo.


5. Qué no es catequesis

La catequesis:
  • NO es una asignatura, pues se trata de un contenido que desborda cualquier asignatura, al tratarse de un proceso de conversión mediante la transmisión de la fe.
  • NO son un conjunto de clases, en las que enseña un contenido y se evalúa el grado de asimilación de dicho contenido.
  • NO hay que estudiar, lo que no quiere decir que haya que limitarse a asistir únicamente a cada sesión, pues habrá «tareas» de índole personal que requerirán una dedicación fuera de las reuniones presenciales y, especialmente, un cambio de actitud en lo referente a volver la mirada hacia dentro.
  • NO hay que hacer ni aprobar exámenes, pues sólo Dios es quien sabe leer en el corazón de cada uno de nosotros.
  • NO es un proceso para obtener un certificado, diploma o título –y esto es muy importante que lo consideréis–, ya que debido a la normativa diocesana en esta materia, muchas personas lamentablemente realizan esta catequesis única y exclusivamente para adquirir el documento correspondiente que les permita casarse o ser padrinos/madrinas de los sacramentos que lo demandan.


6. Qué es la confirmación

¿Recordamos los Sacramentos?, pues la confirmación es uno de ellos. Recordamos que los Sacramentos son: Bautismo, Confirmación, Eucaristía, Reconciliación, Orden, Unción de enfermos y Matrimonio.
La Confirmación junto con el Bautismo y la Eucaristía constituyen los Sacramentos de la Iniciación Cristiana. 
La Confirmación debemos relacionarla con el momento en que los apóstoles en presencia de la Virgen María reciben la efusión especial del Espíritu Santo en Pentecostés, y por ello:
  • Confiere en nosotros crecimiento y profundidad a la gracia bautismal.
  • Nos introduce más profundamente en la filiación divina.
  • Nos une más firmemente a Jesucristo.
  • Aumenta en nosotros los dones del Espíritu Santo.
  • Hace más perfecto nuestro vínculo con la Iglesia.


7. Requisitos para la confirmación

Los requisitos que son necesarios para poder confirmarse son los siguientes:
  • Estar bautizado. Para cumplir este requisito se requiere presentar la partida de bautismo, por ello, aunque parezca aún lejos, es conveniente ir comenzando el trámite en la parroquia que corresponda.
  • Realizar la catequesis de confirmación. Es necesario haber asistido a todas la catequesis, en caso de haber faltado por motivo de causa mayor, es imprescindible acordar con el catequista una fecha de recuperación, además de haber accedido al contenido correspondiente de este blog.
  • Estar en gracia de Dios. Para realizar la ceremonia de Confirmación es imprescindible haberse confesado con anterioridad.
  • Elegir a un padrino o madrina. La elección debe recaer sobre una persona que esté confirmada. Se recomienda no dejar este requisito para los últimos días, es más, sería conveniente que se fuese gestionando cuanto antes.


8. ¿Qué es el YOUCAT?

YOUCAT: «Youth catechism» (catecismo juvenil)
YOUCAT es la fe de la Iglesia católica explicada vívidamente, presentada innovadoramente y confirmada oficialmente.
YOUCAT es:
  • Evidente: Obtienes una respuesta clara a preguntas claras.
  • Innovador: Lo que significa ser cristiano para ti se explica de manera emocionante.
  • Seguro: Aprenderás lo que la Iglesia ha probado durante 2000 años y cree que es verdad. Las aprobaciones oficiales romanas y los prólogos del Papa Bendicto XVI avalan la corrección de los contenidos.
YOUCAT ha sido preparado bajo la guía del cardenal-arzobispo de Viena, Christoph Schönborn.
Los contenidos han sido verificados y aprobados oficialmente por la Congregación para la Doctrina de la Fe en Roma.
  • Aprobado por la Conferencia Episcopal Austríaca (3/5/2010)
  • Aprobado por la Conferencia Episcopal Alemana (29/11/2010)
  • Aprobado por la Conferencia Episcopal Suiza (6/12/2010)
  • Versión española con las debidas licencias del Arzobispado de Madrid (28/1/2012)





miércoles, 3 de junio de 2020

2. Lo que creemos (I) [7/11/19]

1. El amor como principio generador (1-2, YOUCAT)

En la noche del 26 de septiembre de 2015 el Papa Francisco improvisó un extenso discurso en el Festival de las Familias, en Filadelfia (Estados Unidos), donde contó una anécdota que le sucedió años atrás y que lo puso en un verdadero aprieto:
«Una vez un chico me preguntó –ustedes saben que los chicos preguntan cosas difíciles–: "Padre, ¿qué hacía Dios antes de crear el mundo?"», recordó el Papa ante las sonrisas de los miles de asistentes. «Les aseguro que me costó contestar, y le dije lo que les digo ahora a ustedes: "antes de crear el mundo Dios amaba, porque Dios es Amor. Pero era tal el amor que tenía en sí mismo, ese amor entre el Padre y el Hijo en el Espíritu Santo, era tan grande, tan desbordante que –esto no sé si es muy teológico pero lo van a entender–, era tan grande que no podía ser egoísta, tenía que salir de sí mismo para tener a quién amar fuera de sí, y ahí Dios creó al mundo. Ahí Dios hizo esta maravilla en la que vivimos y que, como estamos un poquito mareados, la estamos destruyendo”».
Efectivamente, Dios creó al hombre –varón y mujer– por amor, un amor desinteresado, un amor libre; y esto lo entenderemos mejor cuando, por ejemplo, ante una alegría inesperada, no perdemos un instante en ir a compartirlo con nuestros seres queridos, con las personas a quien amamos. Pues de esa manera, Dios quiso compartir con nosotros su alegría infinita.


2. ¿Por qué buscamos a Dios? (3, YOUCAT)

«Nos hiciste, Señor, para ti y nuestro corazón está inquieto hasta que descansa en ti» (Confesiones i,1,1).
¿Qué implicaciones tiene esta sentencia de San Agustín? El santo obispo de Hipona y Padre de la Iglesia nos invita a dilucidar que el hombre fue creado a imagen y semejanza de Dios y por esa misma razón tenemos un deseo y una inquietud interior de buscar a nuestro Hacedor, a nuestro Creador, lo que nos convierte –además de seres racionales– en «seres religiosos», en busca de nuestro origen trascendente..., en busca de Dios.
Sin embargo, en la sociedad secularizada y relativista en la que vivimos, nos encontramos con grandes impedimentos que sutilmente nos alejan de esta búsqueda como las costumbres, modas, fama, dinero, poder, sexo, drogas o ideologías de la gente sin fe, sin moral y sin Dios, organizando la vida como si Él no existiera, dando importancia solamente a los apetitos de nuestro cuerpo. Este panorama –aparentemente atractivo y tentador–, tarde o temprano muestra su traicionera cara oculta, una cara muy desagradable, que lleva a la insatisfacción, a la vaciedad, a la angustia, en definitiva, a la soledad existencial.


3. El hombre busca: Dios existe (4-6, YOUCAT)

Decía esa extraordinaria mujer filósofa, conversa judía y santa carmelita –Edith Stein (Santa Teresa Benedicta de la Cruz)–: «Quien busca la verdad busca a Dios, sea o no consciente de ello».
Si atendemos a las palabras de nuestro Señor Jesucristo: «Yo soy el camino, la verdad y la vida» (Jn 14,6), entenderemos el pensamiento de Santa Teresa Benedicta por cuanto que, contestando a la petición de Felipe «Señor, muéstranos al Padre y eso basta» (Jn 14,8), Jesús responde al apóstol: «Quien me ha visto a mi ha visto al Padre» (Jn 14,9). Pero Dios no es sólo Verdad, sino también –y como hemos visto anteriormente– Amor, y también Belleza, Bien, Vida... Todo ser humano tiende de manera natural hacia estas Realidades mediante la conciencia que nos impulsa a hacer el bien y nos alerta del mal, a disfrutar de la belleza de la creación, de la vida, de las personas...
No obstante, a pesar de todas las gracias con que Dios nos agasaja, en la que incluimos la razón, nos dan una visión limitada, un conocimiento imperfecto para encontrar a ese Dios «invisible». Esto quiere decir que, por más que nos esforcemos en querer conocer más a Dios y llegar a una mayor conciencia de su naturaleza divina con nuestras facultades humanas, nunca lo conseguiremos sin la ayuda del propio Dios.


4. Dios nos sale al encuentro: Historia de la Revelación Divina (4-6, YOUCAT)

Ante la impotencia del ser humano para conocer a Dios, Dios mismo se revela a Sí Mismo por amor a sus criaturas dando lugar a lo que se ha dado en denominar la Historia de la Revelación Divina. Iniciada ya con la creación de nuestros primeros padres y su experiencia de la intimidad divina, y seguida del pacto con Noé, la alianza de Dios con el hombre se revela de modo explícito con Abraham y después, de manera particular, con Moisés, al cual Dios entrega las Tablas de la Alianza.
Pero, además, los profetas, cuya función era recordar la alianza y sus exigencias morales, hablan especialmente de Él, del Mesías prometido. Ellos anunciaban la proximidad de una nueva alianza, espiritual y eterna, escrita en los corazones.
Será con la encarnación del Hijo de Dios, nuestro Señor Jesucristo, en la plenitud de los tiempos, como quedará completada la Revelación Divina mediante el anuncio de Reino de Dios: «Se ha cumplido el tiempo y está cerca el reino de Dios. Convertíos y creed en el Evangelio» (Mc 1,15)


5. El hombre responde: Responder a Dios es creer en Él (142-149 CDC)

En muchas ocasiones pensamos que Dios nos ha olvidado, o que no responde a nuestras oraciones, o cosas parecidas, sin embargo, el problema no está en Dios, sino en nosotros, porque Dios no deja de insistir en encontrarnos, Él siempre está pendiente de nosotros, hablándonos al corazón.
Por ello, si nuestro corazón está cerrado a Dios, es imposible que podamos sentir su presencia. Es cierto que en determinados momentos de nuestras vidas como experiencias conmovedoras, inconcebibles «casualidades», situaciones de dolor o de alegría..., experimentamos Su presencia de manera fugaz porque esos acontecimientos hacen abrir nuestros corazones, son como mensajes escondidos de Dios para cada uno de nosotros. Pero esas situaciones eventuales, hemos de convertirlas en permanentes, cada vez con mayor frecuencia y eso no es posible sin la fe.


6. Pero ¿qué es la fe? (21-24 YOUCAT) 

La fe es SABER y CONFIAR. Tiene siete rasgos característicos:
La fe es un puro don de Dios, que recibimos, si lo pedimos ardientemente.
La fe es la fuerza sobrenatural que nos es necesaria para obtener la salvación.
La fe exige la voluntad libre y el entendimiento lúcido del hombre cuando acepta la invitación divina.
La fe es absolutamente cierta, porque tiene la garantía de Jesús.
La fe es incompleta mientras no sea efectiva en el amor. «...si tuviera fe como para mover montañas, pero no tengo amor, no sería nada.» (1Cor 13,2)
La fe aumenta si escuchamos con más atención la voz de Dios y mediante la oración estamos en un intercambio vivo con él.
La fe nos permite ya ahora, gustar por adelantado la alegría del cielo.


7. ¿Dónde se encuentra la verdadera fe?

La fe la encontramos en tres pilares que sostienen el edificio de la Doctrina Católica:

Sagrada Escritura

La Santa Biblia es una colección de escritos sagrados surgida en un periodo de más de mil años, y que es el documento originario de nuestra fe. La Biblia contiene dos partes: Antiguo y Nuevo Testamento. 
El AT está compuesto por 21 Libros Históricos, 7 Libros Sapienciales y 18 Libros Proféticos.
El NT consta de 4 Evangelios, los Hechos de los Apóstoles, 20 Epístolas y el Libro del Apocalipsis. Todos estos textos junto a la Tradición de la Iglesia constituyen el «Depositum Fidei» (Depósito de la Fe).

Tradición

La tradición de la Iglesia o Tradición Apostólica son las enseñanzas de Dios que han sido transmitidas en forma oral o por escrito desde el tiempo de Jesucristo y sus Apóstoles hasta la actualidad por los Sumos Pontífices y los Santos de la Iglesia pero que no están en la Santa Biblia. «Muchas otras cosas hizo Jesús. Si se escribieran una por una, pienso que ni el mundo entero podría contener los libros que habría que escribir» (Jn 21,25)

Magisterio

Es el oficio de la Iglesia Católica de EXPONER la fe, INTERPRETARLA (Depositum Fidei) bajo el auxilio del Espíritu Santo, y PROTEGERLA de las falsificaciones (herejías).


8. Reflexión YOUCAT

LEE EL SIGUIENTE TEXTO Y MEDITA SOBRE ÉL PARA, POSTERIORMENTE COMPARTIR TUS REFLEXIONES.
«Es necesario y urgente que surja una nueva generación de apóstoles, arraigados en la palabra de Cristo, capacitados para dar una respuesta a los retos de nuestro tiempo y dispuestos a anunciar en todas partes el Evangelio.»

BENEDICTO XVI
22.02.2006


9. Lecturas complementarias recomendadas

- SAGRADA BIBLIA: (Ro 1,19-20), (Heb 1,1-2), (Tm 1,4; 6,20), (2Tm 1,12-14), (1Co 13,13)
- CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA (CIC): 26-73 y 74-100
- YOUCAT: 1-23



10. Cuestionario para valorar la comprensión del tema


martes, 2 de junio de 2020

3. Lo que creemos (II) [22/11/19]

1. Introducción: «Profesar», concepto

Entre las diferentes definiciones que la RAE ofrece de la voz «profesar» elijo la siguiente por ser la que más relación tiene con el ámbito en el que nos movemos:
1. Aceptar y seguir [una persona] voluntariamente una religión, una doctrina o una creencia.


2. Profesiones de fe (25-26 YOUCAT)

Es evidente que esta definición está relacionada con la fe, por eso el término «profesión de fe» no ha de resultar familiar en la terminología católica. Pero, ¿qué son las profesiones de fe? Son fórmulas sintéticas que a lo largo del tiempo se han condensado en la Iglesia para expresar, aprender, transmitir, celebrar y vivir esa realidad que denominamos fe y que permiten una confesión común de todos los creyentes atendiendo a la importantísima dimensión comunitaria de la Iglesia.
«Quien dice "Yo creo", dice "Yo me adhiero a lo que nosotros creemos". La comunión en la fe necesita un lenguaje común de la fe, normativo para todos y que nos una en la misma confesión de fe.» (CIC,185).


3. Dos fórmulas de profesión de fe (28-29 YOUCAT)

Las profesiones de fe se remontan a Jesucristo que mandó a sus discípulos que bautizaran a las personas exigiéndoles una profesión de fe trinitaria: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. También podemos encontrarlas en las cartas de San Pablo; pero son dos las profesiones de fe que tienen una categoría especial, la una por ser considerada el resumen de la fe de los apóstoles y la otra por proceder de los grandes concilios de la Cristiandad –aún no dividida– (Nicea en el año 325 y Constantinopla, año 361), que hasta el día de hoy constituyen la base común de los cristianos de Oriente y Occidente. Veamos el contenido de ambas...


PROFESIÓN O FÓRMULA DE FE DE LOS APÓSTOLES (CIC, 194)

El Símbolo de los Apóstoles, llamado así porque es considerado con justicia como la síntesis fideligna de la fe de los Apóstoles, es el antiguo símbolo bautismal de la Iglesia de Roma. Su gran autoridad le viene de este hecho: «Es el símbolo que guarda la Iglesia romana, la que fue sede de Pedro, el primero de los apóstoles, y a la cual él llevó la doctrina común» (San Ambrosio, Explanatio Symboli, 7: PL 17, 1158D).


Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del Cielo y de la tierra. 
Creo en Jesucristo su único Hijo, Nuestro Señor, 
que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, 
nació de Santa María Virgen, 
padeció bajo el poder de Poncio Pilato, 
fue crucificado, muerto y sepultado, 
descendió a los infiernos, 
al tercer día resucitó de entre los muertos, 
subió a los cielos 
y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. 
Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos. 
Creo en el Espíritu Santo, 
la Santa Iglesia Católica, 
la comunión de los santos, 
el perdón de los pecados, 
la resurrección de la carne 
y la vida eterna. 
Amén. 


PROFESIÓN O FÓRMULA DE FE NICENO-CONSTANTINOPOLITANA (CIC, 195)

El Símbolo llamado Credo Niceno-Constantinopolitano debe su gran autoridad al hecho de ser el fruto de los esfuerzos para consensuar los dogmas de la fe cristiana ante las tesis arrianas y otras herejías en contra de la divinidad trinitaria.


Creo en un solo Dios, 
Padre Todopoderoso, 
Creador del Cielo y de la tierra, 
de todo lo visible y lo invisible. 
Creo en un solo Señor Jesucristo, Hijo único de Dios, 
nacido del Padre 
antes de todos los siglos: 
Dios de Dios, Luz de Luz, 
Dios verdadero de Dios verdadero, 
engendrado, no creado, 
de la misma naturaleza del Padre por quien todo fue hecho; 
que por nosotros, los hombres, 
y por nuestra salvación, bajó del cielo, 
y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, 
y se hizo hombre; 
padeció y fue sepultado, 
y resucitó al tercer día, según las Escrituras, 
y subió al cielo 
y está sentado a la derecha del Padre; 
y de nuevo vendrá con gloria 
para juzgar a vivos y muertos, 
y su reino no tendrá fin. 
Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, 
que procede del Padre y del Hijo, 
que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, 
y que habló por los profetas. 
Creo en la Iglesia que es una, santa, católica y apostólica. 
Confieso que hay un solo Bautismo para el perdón de los pecados. 
Espero la resurrección de los muertos 
y la vida del mundo futuro. 
Amén. 


4. ¿Por qué creemos en un solo Dios? (30 YOUCAT)

Por las múltiples referencias de la Sagrada Escritura: «Escucha, Israel: el Señor es nuestro Dios, el Señor es uno solo« (Dt 6,4). «Yo soy un Dios justos y salvador, y no hay ninguno más» (Is 45,21)… Pero también por simple lógica, si hubiera dos dioses el uno sería el límite del otro y ninguno sería infinito ni perfecto ni eterno, por lo que ninguno de los dos sería Dios.
La experiencia fundamental de Dios que tiene el pueblo de Israel, y que el cristianismo hace suya es: «Escucha, Israel: el Señor es nuestro Dios, el Señor es uno solo» (Dt 6,4).


5. Revelación, Verdad y Amor (31-34 YOUCAT)

¿Por qué Dios nos revela su nombre a nosotros? 

Para poder invocarle, pues Dios no quiere mantenerse oculto, quiere ser conocido y ser invocado como el verdadero y el que actúa.
El nombre en el pensamiento hebreo es sumamente importante porque representa el carácter, la identidad, el propósito o el destino de la persona. Uno de los ejemplos paradigmáticos de esta realidad podemos observarlo en la Anunciación, cuando el ángel Gabriel da instrucciones muy concretas a María para que llamase Jesús –Dios salva– al Hijo de Dios, porque su carácter, identidad, propósito y destino es salvar a su pueblo de sus pecados.

Qué quiere decir que Dios es la Verdad

«Dios es Luz y en él no hay tiniebla alguna» (1Jn 1,5). Jesús como Hijo de Dios y Dios mismo dijo: «Yo soy el camino y la verdad y la vida» (Jn 14,6).

¿Por qué decimos que Dios es Amor

Dios no sólo explica que es Amor, sino que lo demuestra: «Porque tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Unigénito, para que todo el que cree en él no perezca, sino que tenga vida eterna» (Jn 3,16). 

¿Qué implicación tiene todo ello en nuestras vidas

El verdadero cristiano ha de poner a Dios en el centro de su vida (en la oración, en la relación con los demás, en la relación consigo mismo asumiendo las virtudes cristianas y en especial la VERDAD y el AMOR.


6. «Creo en un solo Dios, Padre Todopoderoso...»

¿Creemos en un solo Dios o en tres dioses distintos? (35-44 YOUCAT)

Los cristianos no adoramos a tres dioses diferentes, sino a un único ser, que es trino (Padre, Hijo y espíritu Santo) y sin embargo uno. Es el Misterio de la Santísima Trinidad: Un solo Dios, trino. Tres personas distintas: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
PADRE: Primera Persona de la Santísima Trinidad, Creador y «Cuidador» nuestro. Jesús nos abrió a la filiación divina al enseñarnos a orar (Padre nuestro…) y en la agonía sobre la cruz (...mujer, he ahí a tu hijo...).
HIJO: Segunda Persona de la Santísima Trinidad, Jesucristo, el Mesías, Redentor de la humanidad, con dos naturalezas, la divina –«Nadie va al Padre sino por mí. Si me conocierais a mí, conoceríais también a mi Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto» (Jn 14,6-7), y la humana –«Padre,
si quieres, aparta de mí este cáliz; pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya» (Lc 22,42).
ESPÍRITU SANTO: Tercera persona de la Santísima Trinidad, de la misma naturaleza del Padre y el Hijo («y que habló por los profetas»), «Pues no habéis recibido un espíritu de esclavitud para recaer en el temor, sino que habéis recibido un Espíritu de hijos de adopción en el que clamamos: ¡Abbá, Padre!» (Rom 8,15).

¿Dios lo puede todo (Omnipotente y Todopoderoso)? (40, YOUCAT)

«Para Dios nada hay imposible» (Lc 1,37). Dios ha creado el mundo de la nada, es el Señor de la historia, gobierna todas las cosas y todo lo puede. No obstante, es un misterio cómo emplea su omnipotencia: «Porque mis planes no son vuestros planes, mis caminos no son vuestros caminos.» (Is 55,8). Con frecuencia, la omnipotencia de Dios se muestra donde los hombres ya no esperan nada de ella. Y, sin embargo, la impotencia de la Pasión fue el requisito para la Resurrección.


7. «...Creador del cielo y la tierra...» (41-48 YOUCAT)

La ciencia aún no ha explicado la creación del universo empíricamente sino a través de teorías e hipótesis. Por ello, si la Teología no tiene competencia científica y la Ciencia no tiene competencia teológica, ésta no puede excluir de forma dogmática que en la creación se hayan producido procesos cuya aceptación requiera una explicación basada en la fe. Por este motivo y desde Pío X, los 11 primeros capítulos del Génesis no se consideran historicistas y, por lo tanto, el primer libro de la Biblia no es un modelo explicativo del principio del mundo.
Un cristiano puede aceptar la teoría de la evolución sin caer en la herejía del evolucionismo, que ve al hombre como un producto casual de procesos biológicos y en donde Dios no tiene cabida. En el otro extremo nos encontramos con el «creacionismo» que consiste en olvidar las indicaciones dadas por el Vaticano desde Pío X e interpretar el Génesis de manera literal.

Los 6 días de la Creación

A partir de este simbolismo se pueden deducir varios principios:
No hay nada que no haya llamado al ser por el Creador.
Todo lo que existe es bueno según su naturaleza
También lo que se ha transformado en malo tiene un núcleo bueno.
Los seres y cosas creados son interdependientes y se complementan.
La Creación, en su orden y armonía, refleja la extraordinaria bondad y belleza de Dios.
En la Creación hay una jerarquía: el hombre está por encima del animal, el animal por encima de la planta, la planta por encima de la materia inerte.
La Creación está orientada a la gran fiesta final, cuando Cristo venga a busca al mundo y Dios sea todo en todos.

¿Por qué descansó Dios en el séptimo día?

Como signo de consumación, más allá de todo esfuerzo humano. Para la tradición judaica el sábado –Sabbat– es el sétimo día de la semana, en cambio, para los cristianos el domingo es el día en que Jesucristo ha vencido a la muerte y por ello es el día de descanso para dar gloria a Dios cuyo simbolismo trascendente es la de anticipo del descanso celestial.

¿Para qué creó Dios el mundo?

Para alabanza y gloria de Dios, entendiendo la alabanza como una aceptación de la propia existencia con total y permanente agradecimiento al Creador.


8. La Providencia de Dios (49-51 YOUCAT)

En Dios «vivimos, nos movemos y existimos» (Hch 17,28). Dios, en ningún momento, abandona a sus criaturas, aún respetando su libre albedrío. Más bien son sus criaturas las que, haciendo caso omiso de la Palabra de Dios, de sus mandamientos y de los preceptos establecidos como camino de salvación, los que se alejan de su Hacedor. Y a pesar de ello, Él insiste en buscarnos y ayudarnos a volver al sendero de vuelta a casa, al tiempo que nos invita a colaborar en la perfección de su Creación.
Pero, entonces... ¿por qué permite el mal en el mundo?
«Dios permite el mal sólo para hacer surgir de él algo mejor» (Santo Tomás de Aquino). El mal es un misterio oscuro y doloroso. El mismo Jesucristo desde el madero de la crucifixión pregunta a su Padre: «Dios mío, ¿por qué me has abandonado?» (Mt 27,46).
No obstante, tenemos una certeza, Dios es bueno, por lo tanto nunca puede ser el causante del mal o de algo malo. Dios creó el mundo bueno: «Vio Dios todo lo que había hecho, y era muy bueno.» (Gn 1,31).
Para San Agustín todo las cosas sido creadas por Dios, y él recibe sus perfecciones y sus bondades, como la de existir. Todos las cosas son bienes, es decir, todas son buenas por el solo hecho de existir. El mal no es una substancia, por sí solo no es nada. El mal es privación o ausencia de bien, es corrupción de lo bueno. El mal propiamente dicho es el mal moral, es decir, el que el hombre realiza por medio de su libre albedrío al alejarse de los bienes superiores, de Dios, por apegarse a los inferiores, alejándose esta manera de su fin, causando un desorden en el universo. El mal no es creación de Dios en ningún sentido, sino que proviene del mal uso que el hombre puede dar al bien del libre albedrío que Dios le dio. (Walter Albrecht Lorenzini: «El problema del mal en San Agustín»).
Por lo tanto, hemos de distinguir dos tipos de mal, el mal físico, por ejemplo, una enfermedad de nacimiento, una catástrofe natural...; y el mal moral, que es el verdadero mal, resultado del mal uso que el hombre hace de su libre albedrío.
En muchas ocasiones hemos oído echar en cara a Dios la existencia del mal: «¿cómo se puede creer en Dios cuando existe tanto mal en el mundo? A este tipo de argumentos se le puede contestar de diferentes formas una de ella sería contestando con otra pregunta: «¿cómo podría un ser humano con corazón y razón soportar la vida en este mundo si no existiera Dios?».


9. «...de todo lo visible e invisible.»

De todo lo visible

Es decir, toda la Creación perceptible por nuestros sentidos, donde el hombre tiene una posición de privilegio con respecto a las demás criaturas, pues Dios lo creó a imagen y semejanza suya, con voluntad, inteligencia y libre albedrío para amar o rechazar el amor. Por ese motivo de relevancia, el hombre ha de mantener una relación de respeto, cuidado y responsabilidad hacia el resto de criaturas.

¿Por qué creó Dios al hombre? 

El motivo de la creación del hombre es su eterna felicidad conociendo, amando y sirviendo a Dios y viviendo agradecido a su Creador. ¿Y cómo conseguirlo en un mundo tan complicado como el nuestro? Jesucristo, es decir, Dios hecho carne –Segunda Persona de la Santísima Trinidad– nos mostró con su ejemplo un modelo a seguir, no sólo mostrando la esencia de Dios sino el verdadero ideal del hombre.

¿Por qué creó Dios al hombre varón y mujer? 

Dios ha hecho al hombre de modo que sea varón o mujer y anhele la plenitud y la totalidad en el encuentro con el otro sexo. Dios, como prototipo de comunión, los creó varón y mujer para que conjuntamente sean imagen de la esencia de Dios.

¿Qué pasa con las personas con tendencias homosexuales? 

La Iglesia cree que el hombre y la mujer están hechos para complementarse en una relación recíproca, para que puedan dar la vida a los hijos. La Iglesia, por ello, no puede aprobar las prácticas homosexuales. No obstante, todo cristiano debe respeto y amor a todas las personas independientemente de orientación sexual.

¿Estaba en el Plan de Dios que los hombres sufrieran y murieran? 

No, la idea original para el hombre fue el Paraíso y la vida eterna. Fue el pecado el origen del sufrimiento y la muerte, inducido por el diablo mediante la tentación.

¿Qué es el pecado? 

El rechazo a Dios y la negativa a aceptar su amor mediante el desprecio a sus mandamientos.

¿Qué es el pecado original? 

Para explicarlo he recurrido a una cita del Papa Benedicto XVI que considero muy gráfica y didáctica: «Todos llevamos dentro una gota del veneno de ese modo de pensar reflejado en el Génesis. Esa gota de veneno la llamamos “pecado original”. […] El hombre no se fía de Dios. Tentado por las palabras de la serpiente, abriga la sospecha de que Dios […] es un competidor que limita nuestra libertad y que sólo seremos plenamente seres humanos cuando lo dejemos de lado. […] Al hacer esto se fía de la mentira más que de la verdad, y así se hunde con su vida en el vacío, en la muerte. (Benedicto XVI, 8.12.2005).

De lo invisible

¿Qué cosas son las creadas por Dios que son invisibles?: el alma, el cielo, el infierno, los ángeles, los demonios...

El alma

La razón nos dice que tiene que existir un principio espiritual que, unido al cuerpo, no sea, sin embargo, idéntico a éste; a ese principio lo llamamos alma, aunque su existencia no se puede probar empíricamente. La doctrina católica dice que el alma es el principio vital espiritual del hombre, lo más íntimo de su ser, la causa de que el cuerpo material sea un cuerpo humano vivo. Dios nos da un alma que no muere, aún después de perder el cuerpo en la muerte, para volver a encontrarlo en la resurrección. El alma no puede ser el producto de un desarrollo evolutivo, ni el resultado de la unión genética del padre y de la madre, viene directamente de Dios.

El cielo

El «medio» de Dios, la morada de los ángeles y los santos y la meta de la Creación. Aunque tampoco se puede demostrar su existencia de manera empírica, podemos tener fe de ella (su existencia) por las muchas referencias que Jesucristo, mediante el uso de parábolas, hizo del Reino de Dios. (Ver Mateo 13).

El infierno

Para la fe cristiana es el «estado» de separación eterna de Dios. Jesús, que conoce el infierno, en varios pasajes del Evangelio hace referencia a él diciendo: «…a los hijos del reino los echarán fuera, a las tinieblas» (Mt 8,12); «Lo mismo sucederá al final de los tiempos: saldrán los ángeles, separarán a los malos de los buenos y los echarán al horno de fuego. Allí será el llanto y el rechinar de dientes» (Mt 13,49-50); «y si lo llama “necio”, merece la condena de la gehenna del fuego» (Mt 5,22). «…temed al que, después de la muerte, tiene poder para arrojar a la gehenna» (Lc 12,5)…

Los ángeles

Son criaturas de Dios puramente espirituales con inteligencia y voluntad: «Lo mismo sucederá al final de los tiempos: saldrán los ángeles, separarán a los malos de los buenos» (Mt 13,49). Hay un tipo especial de ángeles que nos afectan directamente a cada uno de nosotros, se trata de los ángeles custodios: «No se acercará la desgracia, ni la plaga llegará hasta tu tienda, porque a sus ángeles ha dado órdenes para que te guarden en tus caminos. Te llevarán en sus palmas, para que tu pie no tropiece en la piedra...» (Sal 91,11-12).
Diablos o demonios. Los ángeles separados de Dios (por rebelión y a iniciativa propia) son llamados en la Sagrada Escritura diablos o demonios. «En efecto, Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que, precipitándolos en las tenebrosas cavernas del infierno, los entregó reservándolos para el juicio» (2 Pd 2,4).


10. Reflexión YOUCAT


LEE EL SIGUIENTE TEXTO Y MEDITA SOBRE ÉL PARA, POSTERIORMENTE COMPARTIR TUS REFELXIONES.
Muchos científicos (y no científicos) piensan que Dios no hace falta para la creación del mundo puesto que todo es un proceso casual, sin sentido y sin finalidad. En 1985, el Papa Juan Pablo II contestó a este argumento de la siguiente manera: «Hablar del azar delante de un universo en el que existe tal complejidad en la organización de sus elementos y una intencionalidad tan maravillosa en su vida, sería igual a abandonar la búsqueda de una explicación del mundo como él se nos muestra. De hecho, sería equivalente a aceptar efectos sin causa. Supondría la abdicación de la razón humana, que renunciaría de este modo a pensar y a buscar una solución a los problemas».


11. Lecturas complementarias recomendadas

- SAGRADA BIBLIA: (1Tm 2,4), (1Tim 6,20), (2Tim 1,12-14)
- CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA (CIC): 74-100
- YOUCAT: 24-70



12. Cuestionario para valorar la comprensión del tema



domingo, 31 de mayo de 2020

4. Lo que creemos (III) [23/11/19]

1. Creo en Jesucristo, Hijo único de Dios

Seguimos con la explicación del símbolo de la fe Niceno-Constantinopolitano. En entradas anteriores hemos visto los aspectos más relevantes de la Primera Persona de la Santísima Trinidad, ahora comenzamos a profundizar en lo más significativo de la Segunda Persona.

La «Buena Nueva»

Hay un término entre los cristianos que utilizamos constantemente: «Evangelio». Posiblemente, y en el mayor número de ocasiones, en referencia a los libros contenidos en el Nuevo Testamento. Sin embargo, su significado tiene una connotación más profunda. La palabra «evangelio» deriva del griego «ευαγγέλιο [euaggélion]» y significa literalmente «buen anuncio», «buena noticia». Era utilizada cuando un mensajero traía una buena noticia de otros lugares.
Para los cristianos la «Buena Nueva» es el anuncio del «kerigma», es el primer anuncio de las verdades de la fe, es decir, el centro de la fe cristiana. Los discípulos, tras la muerte de Jesús, salieron por las ciudades y poblados anunciando el kerigma del Reino de Dios que, en las Escrituras, se resume así: Jesús de Nazaret murió, resucitó y fue exaltado a la derecha de Dios Padre.
Entre los apóstoles, san Pablo es llamado muchas veces el gran misionero kerigmático, ya que él supo más que nadie proponer las bases del Evangelio y el nombre de Jesús a muchos pueblos y muchas culturas diferentes. El kerigma cristiano consiste en la presentación de Jesús con su tres grandes títulos: Salvador, Señor y Mesías.
Así pues, la «Buena Nueva» contenida en el Evangelio es la mejor noticia del mundo, porque testimonian que Jesús de Nazaret, judío nacido en Belén es el «Hijo del Dios vivo» (Mt 16,16), hecho hombre, que fue enviado por el Padre para que todos se salven y lleguen al conocimiento de la verdad.

Difusión evangélica

Desde un primer momento, como ya hemos visto, los discípulos de Jesús desearon ardientemente anunciar a Cristo, a fin de llevar a todos los hombres a la fe en Él. También hoy, el deseo de evangelizar y catequizar, es decir, de revelar en la persona de Cristo todo el designio de Dios, y de poner a la humanidad en comunión con Jesús, nace de ese conocimiento amoroso de Cristo. (Compendio CIC, 80)


2. «Creo en Jesucristo, su único hijo, nuestro Señor...»

Jesucristo, significado

Antes de proseguir, vamos a estudiar el significado del término «Jesucristo» compuesto por «Jesús» y «Cristo».
El nombre «Jesús» significa «Dios salva». 
El término «Cristo» (en griego) y Mesías (en hebreo) significan lo mismo, es decir, «Ungido».
Por lo tanto, Jesucristo, es el Mesías, el Elegido, ungido por el Espíritu Santo para su misión redentora.

Jesucristo, Unigénito

Son muchos los pasajes donde el Evangelio nos habla de Jesús como el Hijo Único de Dios, veamos alguno de ellos: Bautismo en el Jordán: «Este es mi hijo, en quien me complazco» (Mt 3,17); Transfiguración en el Tabor: «Este es mi Hijo, el amado, en quien me complazco. Escuchadlo» (Mt 17,15); «Porque tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Unigénito» (Jn 3,16)

nuestro Señor

«Señor» en el Antiguo Testamento es una denominación reservada para dirigirse a Dios. «Vosotros me llamáis “el Maestro” y “el Señor” y decís bien, porque lo soy» (Jn 13,13). Además, fueron numerosísimos los signos –los milagros, las curaciones, los prodigios...–,   (milagros, curaciones…), su Enseñanza –«...estaban asombrados de su enseñanza, porque les enseñaba con autoridad y no como los escribas.» (Mt 1,22), su gloriosa Resurrección, todo ello son señas inequívocas de divinidad, por eso Jesucristo es Nuestro Señor. 


3. «…y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen,…»

Hemos de entender la «Encarnación» como el Misterio de la unión admirable de la naturaleza divina y la naturaleza humana de Jesús en la única persona divina del Verbo (2ª Persona de la Santísima Trinidad).
Pero, ¿porqué se encarnó Dios?, es decir, ¿por qué se rebajó a la condición humana? «Por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación, bajó del cielo», para hacernos posible la reconciliación con el Padre. 
¿Porqué se encarnó en una virgen, María? Se necesitaba un recipiente puro, para recibir a lo más puro, por ello, Dios preservó a María del pecado desde su concepción, lo que se denomina como su Inmaculada Concepción, y además concibió a Jesús por el poder del Espíritu Santo, sin concurso de varón), por lo que fue siempre Virgen –antes, durante y después del parto– y Madre de Dios. ¿Y madre nuestra? También, porque Cristo nos la dio como madre: «Mujer ahí tienes a tu hijo».«Ahí tienes a tu madre» (Jn 19, 26b-27a).


4. Verdadero Dios y Verdadero Hombre

En Jesús, Dios se ha hecho realmente uno de nosotros y con ello nuestro hermano; pero no por ello dejó de ser a la vez Dios y por tanto nuestro Señor. El Concilio de Calcedonia, celebrado en 451, declaró que la divinidad y la humanidad están unidas entre sí en la única persona de Jesucristo «sin confusión ni división» (77, YOUCAT). Es decir, que Jesús es cosubstancial con el Padre desde su Divinidad, y cosubstancial con nosotros desde su Humanidad (Compendio CIC, 88), «en todo semejante a nosotros excepto en el pecado» (Hb 4,15).


5. Nacimiento e infancia de Jesús

En este apartado repasaremos los momentos más destacables del Evangelio sobre las circunstancias que rodearon el nacimiento y la infancia de Jesús. Y para ello utilizaremos alternativamente los evangelios de San Lucas y San Mateo que es en los únicos donde se hace referencia a esta primera etapa de la vida de Jesús.

Anunciación de María 

«En el mes sexto, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. El ángel, entrando en su presencia, dijo: "Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo". Ella se turbó grandemente ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquel. El ángel le dijo: "No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin". Y María dijo al ángel: "¿Cómo será eso, pues no conozco varón?". El ángel le contestó: "El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer será llamado Hijo de Dios. También tu pariente Isabel ha concebido un hijo en su vejez, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible". María contestó: "He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra". Y el ángel se retiró (Lc 1,26-38).

La visitación a su prima Isabel

«En aquellos mismos días, María se levantó y se puso en camino de prisa hacia la montaña, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Aconteció que, en cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel de Espíritu Santo y, levantando la voz, exclamó: "¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? Pues, en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Bienaventurada la que ha creído, porque lo que le ha dicho el Señor se cumplirá". María dijo (Magnificat): "Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humildad de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia —como lo había prometido a nuestros padres— en favor de Abrahán y su descendencia por siempre". María se quedó con ella unos tres meses y volvió a su casa.» (Lc 1, 39-56).

Nacimiento en Belén

«Y tú, Belén Efratá, pequeña entre los clanes de Judá, de ti voy a sacar al que ha de gobernar Israel» (Mi 5,2).
«Sucedió en aquellos días que salió un decreto del emperador Augusto, ordenando que se empadronase todo el Imperio. Este primer empadronamiento se hizo siendo Cirino gobernador de Siria. Y todos iban a empadronarse, cada cual a su ciudad. También José, por ser de la casa y familia de David, subió desde la ciudad de Nazaret, en Galilea, a la ciudad de David, que se llama Belén, en Judea, para empadronarse con su esposa María, que estaba encinta. Y sucedió que, mientras estaban allí, le llegó a ella el tiempo del parto y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre, porque no había sitio para ellos en la posada. En aquella misma región había unos pastores que pasaban la noche al aire libre, velando por turno su rebaño. De repente un ángel del Señor se les presentó; la gloria del Señor los envolvió de claridad, y se llenaron de gran temor. El ángel les dijo: "No temáis, os anuncio una buena noticia que será de gran alegría para todo el pueblo: hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor. Y aquí tenéis la señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre". De pronto, en torno al ángel, apareció una legión del ejército celestial, que alababa a Dios diciendo: "Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad". Y sucedió que, cuando los ángeles se marcharon al cielo, los pastores se decían unos a otros: "Vayamos, pues, a Belén, y veamos lo que ha sucedido y que el Señor nos ha comunicado". Fueron corriendo y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que se les había dicho de aquel niño. Todos los que lo oían se admiraban de lo que les habían dicho los pastores. María, por su parte, conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón.» (Lc 2,1-20).

Adoración de los Magos 

«Habiendo nacido Jesús en Belén de Judea en tiempos del rey Herodes, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén preguntando: "¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo". Al enterarse el rey Herodes, se sobresaltó y toda Jerusalén con él; convocó a los sumos sacerdotes y a los escribas del país, y les preguntó dónde tenía que nacer el Mesías."Ellos le contestaron: «En Belén de Judea, porque así lo ha escrito el profeta: 'Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres ni mucho menos la última de las poblaciones de Judá, pues de ti saldrá un jefe que pastoreará a mi pueblo Israel'". Entonces Herodes llamó en secreto a los magos para que le precisaran el tiempo en que había aparecido la estrella, y los mandó a Belén, diciéndoles: "Id y averiguad cuidadosamente qué hay del niño y, cuando lo encontréis, avisadme, para ir yo también a adorarlo". Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino y, de pronto, la estrella que habían visto salir comenzó a guiarlos hasta que vino a pararse encima de donde estaba el niño. Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre, y cayendo de rodillas lo adoraron; después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra. Y habiendo recibido en sueños un oráculo, para que no volvieran a Herodes, se retiraron a su tierra por otro camino.» (Mt 2,1-15).

Profecía de Simeón 

«Cuando se cumplieron los días de su purificación, según la ley de Moisés, lo llevaron a Jerusalén para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor: "Todo varón primogénito será consagrado al Señor", y para entregar la oblación, como dice la ley del Señor: "un par de tórtolas o dos pichones". Había entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu Santo estaba con él. Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo. Y cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo acostumbrado según la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: "Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel". Su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño. Simeón los bendijo y dijo a María, su madre: "Este ha sido puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; y será como un signo de contradicción —y a ti misma una espada te traspasará el alma—, para que se pongan de manifiesto los pensamientos de muchos corazones."»(Lc 2,22-35) .

Huida a Egipto 

«Cuando ellos (los magos) se retiraron, el ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: "Levántate, toma al niño y a su madre y huye a Egipto; quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo". José se levantó, tomó al niño y a su madre, de noche, se fue a Egipto y se quedó hasta la muerte de Herodes para que se cumpliese lo que dijo el Señor por medio del profeta: "De Egipto llamé a mi hijo". Al verse burlado por los magos, Herodes montó en cólera y mandó matar a todos los niños de dos años para abajo, en Belén y sus alrededores, calculando el tiempo por lo que había averiguado de los magos. Entonces se cumplió lo dicho por medio del profeta Jeremías: "Un grito se oye en Ramá, llanto y lamentos grandes; es Raquel que llora por sus hijos y rehúsa el consuelo, porque ya no viven". Cuando murió Herodes, el ángel del Señor se apareció de nuevo en sueños a José en Egipto y le dijo: "Levántate, coge al niño y a su madre y vuelve a la tierra de Israel, porque han muerto los que atentaban contra la vida del niño". Se levantó, tomó al niño y a su madre y volvió a la tierra de Israel. Pero al enterarse de que Arquelao reinaba en Judea como sucesor de su padre Herodes tuvo miedo de ir allá. Y avisado en sueños se retiró a Galilea y se estableció en una ciudad llamada Nazaret. Así se cumplió lo dicho por medio de los profetas, que se llamaría nazareno.»(Mt 2,13-23).

Infancia en Nazaret 

«El niño, por su parte, iba creciendo y robusteciéndose, lleno de sabiduría; y la gracia de Dios estaba con él. Sus padres solían ir cada año a Jerusalén por la fiesta de la Pascua. Cuando cumplió doce años, subieron a la fiesta según la costumbre y, cuando terminó, se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que lo supieran sus padres. Estos, creyendo que estaba en la caravana, anduvieron el camino de un día y se pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos; al no encontrarlo, se volvieron a Jerusalén buscándolo. Y sucedió que, a los tres días, lo encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Todos los que le oían quedaban asombrados de su talento y de las respuestas que daba. Al verlo, se quedaron atónitos, y le dijo su madre: "Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Tu padre y yo te buscábamos angustiados". Él les contestó: "¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en las cosas de mi Padre?". Pero ellos no comprendieron lo que les dijo. Él bajó con ellos y fue a Nazaret y estaba sujeto a ellos. Su madre conservaba todo esto en su corazón. Y Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres.» (Lc 40,52).

Vida oculta de Jesús

Durante su vida oculta en Nazaret, Jesús permaneció en el silencio de una existencia ordinaria . Nos permite así entrar en comunión con Él en la santidad de una vida cotidiana, hecha de oración, sencillez, trabajo y amor familiar. La sumisión a María y a José, su padre legal, es imagen de la obediencia filial de Jesús al Padre. María y José, con su fe, acogen el Misterio de Jesús, aunque no siempre lo comprendan (Compendio CIC, 104).


6. Reflexión YOUCAT

LEE EL SIGUIENTE TEXTO Y MEDITA SOBRE ÉL PARA, POSTERIORMENTE COMPARTIR TUS REFELXIONES.
«Habla de Cristo cuando te pregunten por Él. ¡Pero vive de tal modo que te pregunten por Él!»
PAUL CLAUDEL (1868-1955) 

Poeta y dramaturgo francés 



7. Lecturas complementarias recomendadas

- SANTA BIBLIA: Mt 1, 21; Jn 1,1-18; Lc 1, 26-38; Lc 2,51-52
- CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA: 422-511
- YOUCAT: 71-86



8. Cuestionario para valorar la comprensión del tema



martes, 26 de mayo de 2020

5. Lo que creemos (IV) [18/12/19]


VIDA PÚBLICA DE JESÚS

1. Bautismo de Jesús
¿Qué significa «bautizar»? Bautizar significa «sumergir».
Para todo cristiano, el término «bautismo» va asociado ineludiblemente al último de los profetas, Juan el Bautista. Primo de Jesús –María era prima de Isabel, madre de Juan, por lo tanto, Jesús, hijo de María, era primo de Juan– que había nacido seis meses antes que Jesús y que, después de una vida de ascetismo, viviendo en el desierto y alimentándose de saltamontes y miel silvestre, anunciaba la proximidad del Reino de los Cielos «predicando un bautismo de conversión para el perdón de los pecados» (Lc 3,3). 
Juan bautizaba con agua a todo el que se arrepentía de sus pecados a las orillas del Jordán preparando el camino del Señor: «Yo os bautizo con agua; pero viene el que es más fuerte que yo, a quien no merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego; en su mano tiene el bieldo para aventar su parva, reunir su trigo en el granero y quemar la paja en una hoguera que no se apaga» (Lc 3,16-17).
Cierto día, viendo Juan que Jesús se dirigía hacia él, exclamó: «Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo...» (Jn 1,29). 
Pero, realmente Jesús necesitaba bautizarse? Evidentemente no, pues Jesús era en todo igual a los hombres excepto en el pecado, sin embargo, Jesús viene a cargar con nuestros pecados y librarnos de la muerte, para ello ha de llevar a cabo la inmersión en la muerte para redimirnos del pecado, y volver a la vida, venciendo a la muerte, resucitando de entre los muertos por el poder de Su Padre.

2. Tentaciones en el desierto
Antes de iniciar su vida pública, y después del bautismo en el Jordán, se retira al
desierto, para orar y ayunar durante 40 días.
Jesús, desde su naturaleza humana, también es tentado como nosotros. Veamos cómo el diablo intenta hacer fracasar la misión de Jesús mediante tres tentaciones recogidas en el evangelio de Mateo:
«Y después de ayunar cuarenta días con sus cuarenta noches, al fin sintió hambre. El tentador se le acercó y le dijo: "Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en panes". Pero él le contestó: Está escrito: “No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”». Entonces el diablo lo llevó a la ciudad santa, lo puso en el alero del templo y le dijo: "Si eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito: 'Ha dado órdenes a sus ángeles acerca de ti y te sostendrán en sus manos, para que tu pie no tropiece con las piedras'. Jesús le dijo: También está escrito: “No tentarás al Señor, tu Dios”. De nuevo el diablo lo llevó a un monte altísimo y le mostró los reinos del mundo y su gloria, y le dijo: "Todo esto te daré, si te postras y me adoras". Entonces le dijo Jesús: Vete, Satanás, porque está escrito: “Al Señor, tu Dios, adorarás y a él solo darás culto”». Entonces lo dejó el diablo, y he aquí que se acercaron los ángeles y lo servían. (Mt 4,2-11)

3. Proclamación del Reino de Dios
Aunque Jesús proclamó el Reino de Dios a lo largo y ancho de todo Israel, fue en el Sermón de la Montaña donde dejó establecidas las bases para alcanzarlo, es el núcleo central del mensaje de Jesús.
Las Bienaventuranzas:
1. Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
2. Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la tierra.
3. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados.
4. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados.
5. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
6. Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
7. Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios.
8. Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.
9. Bienaventurados vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa.
Alegraos y regocijaos porque vuestra recompensa será grande en los cielos. (Mt 5, 3-11)

4. Milagros de Jesús
En la época de Jesús eran relativamente frecuentes los milagros, como por ejemplo el célebre taumaturgo Apolonio de Tiana (Capadocia 3 a.C., Éfeso 97 d.C.). No obstante, los milagros de Jesús fueron tan extraordinarios que multitudes lo seguían incluso llegaron a vislumbrar en Él al Mesías. Pero, ¿cómo podemos asegurar la autenticidad de los milagros de Jesús? Son varias las razones que nos inducen a pensar en su autenticidad, veamos las más evidentes:
1. Fueron realizados en lugares públicos, a la vista de todos, incluso de sus enemigos, los miembros del Sanedrín.
2. Les fueron realizados a personas conocidas por el pueblo, incluso por su nombre (como la curación del ciego Bartimeo).
3. A diferencia de aquellos que pedían a cambio alguna recompensa por la realización de curaciones milagrosas, Jesús realizaba sus milagros por amor.
4. Y un rasgo característico en los milagros de Jesús es que estaban fundamentados en la fe del destinatario o de sus familiares, como fue el caso del centurión: «Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo. Basta que lo digas de palabra, y mi criado quedará sano» (Mt 8,8).

5. Discípulos y Apóstoles
Es habitual no distinguir entre las palabras discípulos y apóstoles, veámos cual es su diferencia:
Discípulos
Los discípulos de Jesús eran  hombres y mujeres que le seguían y que le acompañaban en su desplazamientos, escuchaban su doctrina, eran testigos directos de sus enseñanzas y de sus milagros y aprendían cosas nuevas sobre el Reino de Dios.
Apóstoles
Los 12 apóstoles fueron elegidos por Jesús de entre los discípulos. Serán los continuadores de la labor evangélica iniciada por Jesús, testigos de la resurrección y enseñarán, curarán enfermos, consolarán a la gente, expulsarán demonios… Fueron: Simón (Pedro), su hermano Andrés; Felipe y Bartolomé; Mateo y Tomás; Santiago y Juan, hijos de Alfeo, y Simón, Cananeo; Judas, el hijo de Santiago, Tadeo y Judas Iscariote, que fue el traidor.
Eligieron sucesores para su ministerio nombrando obispos, presbíteros y diáconos para continuar la labor evangélica hasta nuestros días.


6. Reflexión YOUCAT
«En ningún lugar del mundo ha sucedido un milagro tan grande como en la cueva de Belén: aquí se han unido Dios y el hombre.»
TOMÁS DE KEMPIS
(1379/1380-1471)
Místico alemán autor del libro La imitación de Cristo

7. Lecturas complementarias recomendadas
- SANTA BIBLIA: Mt 4,1-11; Lc 4,1-13; Mt 5,1-12
- CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA: 1716-1729
- YOUCAT: 87-92

8. Cuestionario para valorar la comprensión del tema